Región.- En México hay registrados unos 2 mil nombres comunes para hongos comestibles. Mil de ellos provienen de lenguas indígenas. Y los ancestros conocían y consumían por lo menos 200 especies. Sólo tres géneros se cultivan comercialmente: Agaricus bisporus o champiñón, Pleurotus ostreatus o setas y Lentinus edodes o shiitake. Para el resto de las especies comestibles, la única forma de aprovechamiento es la recolección, de ahí la importancia de realizarla con responsabilidad y de comprar hongos colectados por comunidades que los aprovechan de forma sustentable.
La época inicia con las primeras lluvias en los bosques mexicanos. Infinidad de especies comestibles comienzan a poblar los suelos: Agaricus campestris (o champiñón), Lyophyllum decaste y Hebeloma fastibile (o bayatsi), hacen sus primeras apariciones en el terreno húmedo y en los mercados del país. Conforme aumentan las precipitaciones, los suelos boscosos se pueblan de hongos de diferentes colores y texturas: amarillos, cafés, parduscos, rugosos, lisos; son tan variados como sus posibilidades culinarias.
USOS RITUALES
Para muchos grupos indígenas del país, los hongos son la puerta de entrada al mundo de los dioses y su consumo se remonta a los orígenes mismos de estas culturas. Mixtecos, mazatecos, tzeltales, mazahuas, chinantecos, chatinos, mixes, nahuas, otomíes y tarascos, son las etnias que los consumen en rituales sagrados. Incluso, los mayas les rendían culto por medio de figurillas que datan de los años 1000 a.C., a 500 d.C. Se sabe también que su ingestión era parte importante de los ritos religiosos oraculares de mixtecas y zapotecas en Oaxaca, de los náhuatls del México Central, y posiblemente de los otomíes de Puebla y los tarascos de Michoacán. La primera mención de su uso data de libros del siglo XVI. Uno de ellos menciona su utilización con fines rituales en la fiesta de coronación de Moctezuma, el último emperador azteca.
En México existen cerca de 15 especies de hongos psicoactivos (es decir, que contienen alcaloides). Además de Psilocybe mexicana, existen dos variedades consideradas las más comunes: Psilocybe caerulescens, que nace también en tierra húmeda y que es bien conocido como “derrumbe” u “hongo sagrado del gran poder”, y el Psilocybe (o Stropharia) cubensis, que crece sobre el estiércol del ganado vacuno
Las especies Amanita muscaria y Amanita pantherina, reciben el nombre de Teonanacatl, que en náhuatl significa “carne de Dios”. Los mazatecos de Oaxaca les llaman nti-si-tho; el prefijo nti es un diminutivo de respeto y cariño, y si-tho significa “el que brota”. Así, en una montaña solitaria de Oaxaca, se puede contemplar aquel grupo de pequeños hongos capaces de inimaginables revelaciones para quien los consuma en su momento.
LOS MEDICINALES
Existen al menos 20 especies de hongos macroscópicos mexicanos con acción terapéutica reconocida. Sus usos tienen una antigua tradición y sus beneficios son bien conocidos por los pueblos indígenas. Así lo explicó don Jacinto: “Sus virtudes son muchas, alivian piquetes de insecto, infecciones de los ojos, quitan verrugas, granos y ayudan a cicatrizar la piel. También curan otras heridas del cuerpo como quemaduras”.
Además, la medicina moderna descubrió que ciertos hongos ayudan a reducir el colesterol.
Son probióticos, lo cual significa que ayudan al organismo a combatir las enfermedades, restaurando el bienestar y el equilibrio natural, haciendo que el sistema inmune funcione correctamente para eliminar a los agentes externos que pudieran desequilibrar la salud. Además de que son deliciosos y muy versátiles para ser utilizados en cualquier estilo culinario.
El consumo frecuente de algunos tipos de hongos podría beneficiar la salud del ser humano y bienestar general, sobre todo en lo que se refiere a la prevención de las enfermedades que comúnmente ocasionan las dietas inadecuadas.
Quienes los ingieren deben conocer las propiedades que tiene la especie.
A cuidarse del consumo de hongos silvestres
Debido a la presente temporada de lluvias, la Secretaría de Salud del Estado, exhortó a la población a extremar precauciones al consumir hongos silvestres, porque no todos son comestibles y algunos, sin el conocimiento previo, pueden ser mortales.
Es en este período, cuando aumenta la recolección, venta y autoconsumo de las setas u hongos silvestres, la única manera de reconocer los hongos comestibles de los tóxicos es aplicando el conocimiento tradicional. Si no se conocen es mejor no arriesgarse a probarlos.
Se recomienda no recolectar hongos silvestres si no se sabe reconocerlos a la perfección; es mejor adquirir los cultivados en lugares establecidos, donde se tenga conocimiento del lugar de procedencia.
Lamentablemente, la población desconoce los riesgos que este producto ocasiona a la salud, por lo que no se debe permitir la recolecta por personas sin experiencia o niños, y sin la supervisión de alguien experto en la materia.
La dependencia estatal a través de la Dirección de Protección contra Riesgos Sanitarios, se apega a las acciones validadas por el Comité Regional Altos para la Protección de intoxicación por el Consumo de Hongos Silvestres Tóxicos, con la finalidad de prevenir casos de problemas alimentarios por consumo de hongos silvestres dañinos.
Por lo que si presenta alucinaciones, hemorragias, encefalopatías, dolor abdominal o vómito, acuda de inmediato a la clínica u hospital más cercano o llame a la línea Dartel 01 800 822 2736, para mayor información y asesoría al respecto.