LEYENDA DE LA VIRGEN DE LA SOLEDAD: Se cuenta que en una lluviosa y fría mañana del mes de febrero de 1934, llegaron a la Villa de Córdoba dos jóvenes forasteros que venían de camino, buscando trabajo. Ambos de dedicaban a tallar madera, por lo que se presentaron en la Iglesia de la Purísima para ofrecer sus servicios, tenían aspecto humilde y solicitaron se les hiciera caridad, dándoles ayuda con algún menester, pues no podían continuar su viaje a falta de recursos.
El sacerdote de aquella época estaba impresionado por los modales de estos dos jóvenes, mismo que se habían comprometido a terminar en pocos días las
imágenes de la Virgen de los Dolores de la Soledad de María, la imagen del Señor San José y del Sagrado Corazón de Jesús. El sacerdote les instaló un pequeño taller, que se encontraba a un costado del actual sagrario, los jóvenes se encerraron a piedra y lodo para trabajar en el taller, pidieron como única condición, no ser molestados por nadie.
Los jóvenes no aceptaron la invitación del párroco a comer, por lo que se encerraron en el taller en donde permanecieron sin ser vistos durante varios días. Había una persona encargada del aseo y esa misma era, quien les llevaba los alimentos 3 veces al día, nunca pudo ver más allá de la puerta, el trabajo de los jóvenes.
Cuatro o cinco días más tarde, la señora encargada de llevar los alimentos, como de costumbre se dirigía por la mañana con los desayunos y luego de llamar a la puerta en repetidas veces y extrañada de no oír ningún ruido, llamó al sacerdote y fueron a llamar a la puerta, con ayuda del sacristán tumbaron la puerta y cuál fue su sorpresa que encontraron la imagen de la Virgen de la Soledad, sin embargo los dos jóvenes no se encontraban en el sitio y los platos de comida se encontraban intactos.
Cuenta la leyenda que cuando Córdoba se iba a ver afectada por un huracán, en las horas de mayor pánico, hubo quien aseguró haber visto en los límites de la
ciudad una mujer con mano que no buscaba refugio pues decía que debía cuidar a sus hijos. Pocos días después cuando ayudaron a trasladar a la Virgen a su nicho, se dieron cuenta que su manto estaba cubierto de barro fresco. Por lo que dice la tradición que desde que fue creada por ángeles en 1975, en los días de aflicción y peligro la Virgen recorre las calles de Córdoba, velando por sus habitantes.
