El dinosaurio está herido y en los estertores lanza coletazos. Sin embargo, estos no serán suficientes para evitar lo inminente. El descalabro electoral del pasado 5 de junio aturdió al Partido Revolucionario Institucional (PRI) cuyos líderes tardaron más de tres días en reaccionar y demasiado tarde salieron a tender cortinas de humo para tratar de generar un conflicto postelectoral, claro, alimentado con versiones falsas filtradas en la prensa y redes sociales.
Se difundió, por ejemplo, que el Órgano Público Local Electoral (OPLE) había ordenado suspender el recuento de votos en los 30 distritos, que había 90 mil votos a favor del priista Héctor Yunes que fueron anulados y que se detectaron 200 mil boletas de más en todo el Estado, es decir, votaron más ciudadanos que los que había marcados en las listas nominales. Son tan absurdas las especies que todas han sido desmentidas por el mismo árbitro electoral y eso que sus integrantes están considerados como pro-priistas.
El colmo es que el dirigente estatal del tricolor, Amadeo Flores Espinosa, ahora pide la apertura total de todas las casillas y el recuento “voto por voto” como lo esgrimía el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial del 2006. Es más, exige la cancelación de la entrega de la constancia de mayoría al ganador de la elección por la Gubernatura, prevista para el domingo 12 de junio. Por si fuera poco, en filtraciones periodistas, también se divulgó la versión de que hay la posibilidad de anular los comicios y nombrar a un gobernante interino.
Todo es un mero chapoteo mediático, se trata de generar ruido para retrasar el destino y, quizás, jugarse una última carta generando caos con el fin de ganar tiempo y claro, tener algo para negociar impunidad. Pero el priismo veracruzano chapotea en solitario, pues desde el altiplano ya se reconoció la pérdida de la Gubernatura y las dirigencias nacionales del PAN y PRD ya pasean al panista Miguel Ángel Yunes Linares por toda la República, exhibiendo el trofeo que significa la gubernatura de Veracruz, considerada como la “joya de la corona” entre los doce gobiernos que se renovaron en el país.
Los Pinos no respaldarán la anulación de los comicios en Veracruz porque eso significaría darle oxígeno al sonorense Manlio Fabio Beltrones, quien ya está literalmente descartado de la carrera presidencial del 2018 y por otro lado, tampoco apoyará el recuento “voto por voto y casilla por casilla” porque con ello sentaría un precedente peligroso para el mismo tricolor en futuras elecciones –aunque de hecho, las irregularidades no son suficientes para ello- y le otorgarían la razón a López Obrador, que fue el autor de esa exigencia desde hace doce años y ahora es el enemigo a vencer de las cúpulas priistas, panistas y perredistas, para la contienda por la Presidencia de la República que se disputará en dos años.
Pero sobre todo, anular la elección de Veracruz provocaría una reacción ciudadana en cadena que salió a votar, no por Yunes Linares sino por la alternancia, y el castigo a la casta gobernante que en los últimos doce años ha generado una tragedia financiera, de seguridad pública, política, moral, cultural y de valores en la entidad. No hay margen, ni jurídico ni político, para un escenario de reversión de los resultados ni mucho menos para la anulación de los mismos. Todo es rumor insostenible de la fidelidad que emite chillidos en medio de la tempestad y lanza dentelladas antes de que la enjaulen. No más.
PARTIDO ABOLLADO
Por cierto, tras la debacle, el PRI quedó abollado como trasto viejo. ¿Qué hacer con él? ¿Quién lo rescatará? Es un dilema porque ese partido quedó a la deriva, no hay figura con autoridad política y moral que lo guie y recomponga. ¿El aún gobernante Javier Duarte? Ni soñando, ya que a él le cargan la culpa de la derrota. ¿El innombrable? además que ya se apropió del PVEM en Veracruz, otro cachivache, estará más ocupado en huir de una orden de captura en los meses venideros. ¿Héctor Yunes?, un candidato perdedor que sufrió la traición de su misma estructura partidistas tampoco tiene sentido.
¿Amadeo Flores Espinosa? el impávido que no logró ni siquiera conservar el voto duro y cuya dirigencia es espuria –de hecho ya se habla de una rebelión interna que exige su destitución- y que además es representante de todo lo peor del viejo partido. ¿La corriente alemanista?, ninguno vale la pena. ¿El vetusto Carlos Brito o el charro Juan Nicolás Callejas Arroyo?, ni pensarlo, ambos encarnan la rancia corrupción partidista que los electores rechazaron el domingo pasado. También al basurero se fueron los grupúsculos como Alianza Generacional, Vía Veracruzana, los Niños de la Fidelidad, las Voces del Sol, la Juventud Dinámica, Concertación Veracruzana y entre otras organizaciones priistas.
¿El diputado federal Jorge Carvallo, quien ya se mueve para pelear la dirigencia estatal? La sola idea provoca risa, porque ni siquiera pudo sacar el triunfo de su protegida, la expanista Carmen Cantón Croda en el Distrito de Huatusco y ésta fue barrida por candidato de la alianza azul-amarilla, Hugo González Saavedra, además de que Carvallo sería uno de los legisladores federales que enfrentarán juicio de desafuero promovido por el nuevo Gobierno y entonces estará más ocupado en huir que en dirigir al priismo local.
¿La senadora suplente y lideresa de la CNOP, Erika Ayala? Considerarla provoca risa, pues no pudo ganar ni siquiera la casilla dónde vota en Xalapa. ¿El dirigente de la CNC, Juan Carlos Molina Palacios?. Ni de chiste, pues ese individuo ni es líder ni es garante de nada, ya que le prometió a Yunes Landa el “voto verde” del tricolor, habló de entre 400 mil y 600 mil sufragios y fue “puro pájaro nalgón”, como dicen los campesinos. Lo que si es cierto, según promesa del gobernante electo, es que Molina Palacios tendrá que someterse al polígrafo cuando se activen las pesquisas judiciales por los delitos que carga a sus espaldas.
¿Quién rescatará entonces al PRI? Ni el Chapulín Colorado. No obstante, desde hace días se mastica en corrillos políticos de la capital del país que el único que podría retomar sus riendas y tratar de recomponerlo es el senador José Yunes Zorrilla. Al peroteño lo ven como la opción para evitar que el PRI termine de hundirse en Veracruz, sobre todo ante el pronóstico de que ahonde el descalabro en las elecciones por la renovación de alcaldías del 2017. El tema no es descabellado, pues se obligará a Yunes Zorrilla a hacerse cargo del partido en decadencia, si es que quiere participar en los comicios del 2018. Aunque se duda que alcance el tiempo para reparar las abolladuras que dejó la jornada electoral del domingo pasado.
LOS
IMPRESENTABLES
Hasta anoche, seguía el recuento de la votación en varios distritos electorales y aunque se habla de que la próxima legislatura -que iniciará funciones en noviembre- habrá una mayoría de oposición –entiéndase, hasta el momento, como los partidos ajenos al tricolor-, en todas las fuerzas políticas hay personajes que son verdaderamente impresentables por su historial delictivo, malos oficios o por representar lo peor de la política aldeana, que llegarán a sentarse en las curules, ya sea por la vía de votos o por las posiciones plurinominales.
Para empezar, y ya se ha dicho, al menos dos de los futuros diputados del PRI no durarían más que algunas semanas en el recinto legislativo, pues serían desaforados por el mismo congreso que está por integrarse. Ellos son Juan Manuel del Castillo, si es que logra ganar en el recuerdo la mayoría en el Distrito de Córdoba y Vicente Benítez en San Andrés Tuxtla. La bancada priista y sus aliados no reunirán votos suficientes para salvarlos del juicio de procedencia que les fincarán al estar involucrados en el desvío del presupuesto público.
Otro impresentable es Basilio Picazo Pérez, impuesto a sangre y fuego en el Distrito de Papantla, donde los votantes fueron amenazados pistola en mano, hubo robo de urnas y amagos de muerte contra funcionarios del organismo electoral. En Papantla no solo operó el grupo de matarifes de los Picazo, sino que les ayudó la banda de “Los Pelones” de otro impresentable, el Alcalde de Coxquihui, Reveriano Pérez Vega. Hay que recordar que Basilio Picazo fue Alcalde de Coyutla y sobre él pesa la acusación de haber ordenado el asesinato del exsíndico del mismo lugar, Miguel Alonso Vázquez en el 2005.
Impresentables son Juan Nicolás Callejas Roldan, exdirigente de la Sección 32 del SNTE e hijo del actual líder de los priistas en el mismo recinto, Juan Nicolás Callejas Arroyo y la exdiputada federal Regina Vázquez Saut, conocida como la Paloma del Sur e hija del expistolero Cirilo Vásquez Lagunes, quienes llegarán por la vía plurinominal. Del PRD será diputado plurinominal una verdadera ficha de la fidelidad, Sergio Rodríguez Cortes, exalcalde de Ciudad Mendoza y famoso por sus escándalos de dinero y servilismo político.
Rodríguez Cortez se entenderá muy bien con el persignado Gerardo Buganza Salmerón, otro del mismo pelo, que será legislador plurinominal por el PVEM. Ambos podrían conformar la “bancada de la fidelidad” con Benítez y Basilio Picazo, mientras estos últimos no sean destituidos. Del PAN van algunas rémoras como Marco Antonio Núñez, el famoso “Choriqueso”, que desde hace años encontró una forma de vida en cargos partidistas y públicos y es integrante del llamado “PAN rojo” junto con Hipólito Deschamps, exregidor boqueño que también será Diputado plurinominal.
Y vaya, habrá un Porky en la próxima legislatura –lo que demuestra que esa banda es de largo alcance- que será Rodrigo García Escalante, hijo del actual contralor del Estado, Ricardo García Guzmán y hermano de Ricardo García Escalante, actual munícipe de Pánuco. No hay que olvidar que Rodrigo y Ricardo García Escalante fueron integrantes de la banda de “júniors” conocida como Los Porkys de Xalapa que en el 2001 asesinaron a golpes al estudiante Manlio Humberto Palomeque Ruiz pero que nunca fueron castigados porque sus padres eran funcionarios estatales o empresarios influyentes.
Así, pura fina persona que el PRI, PAN, PRD y el PVEM, llevarán al Congreso Local y de los cuales no se espera nada bueno. Empero, hay que destacar que también habrá gente decente y nuevos rostros en la política estatal, especialmente los que serán Diputados por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Eso vale para una columna aparte.