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21 DE MAYO

Superiberia

Mañana sábado se conmemoran 185 años de la defensa de Córdoba, un pasaje de la historia nacional que muchos han olvidado, otros lo relacionan solo con un día festivo y de desfiles, o peor aún, otros más lo desconocen. Los  nombres y las fechas que se han dado a espacios públicos no son banalidad ni adornos, sino recordatorios de que hubo hombres que hicieron patria, algo que hoy tanta falta hace en la actualidad. La batalla de Córdoba de 1821 entre fuerzas realistas e insurgentes, fue la antesala de la Independencia Nacional, que poco después quedó plasmada en los Tratados que se firmaron, precisamente, en la llamada Ciudad de los Treinta Caballeros.

 Córdoba fue protagonista de una lucha libertaria y debe prevalecer en la terca memoria. Hay que releer la historia, es urgente hacerlo. Reaprender de aquellos que defendieron el terruño con dignidad. Hay que releer el Plan de Iguala que desató la “ola” insurgente y que en Córdoba tuvo tal eco que fue la plaza donde concluyeron 300 años del dominio Colonial. Hoy más que nunca hay que regresar los pasos hacia esos héroes, los conocidos y los anónimos, que dieron ejemplo a sus descendientes y que nunca hubieran permitido lo que hoy toleran los cordobeses y los mexicanos en general.

 

GUERRA FRATRICIDA

 Entrando al tema electoral, el análisis obliga a revisar lo que Veracruz registra a dos semanas  que realicen los comicios por la gubernatura. Los veracruzanos son testigos de una verdadera guerra fratricida. Los dos primos, que portan el mismo apellido y que durante años se dispensaron afecto mutuamente, se atacaron a ‘cuchilladas’ frente a todos. El priista Héctor Yunes Landa y el panista Miguel Ángel Yunes Linares,  protagonizan un sainete -como ya se ha dicho- pero que no se reduce al ámbito familiar, sino  que involucra a todos los veracruzanos, pues ambos buscan convertirse en el próximo Gobernador y tener en sus manos las decisiones públicas que afectarán o beneficiarán a todos.

 El más dañado en esta batalla es sin duda Miguel Ángel Yunes Linares, porque los ataques recibidos son personales, no por su desempeño público o su comportamiento político, sino alusivos a su vida privada. Empero, el que ya perdió la guerra es Héctor Yunes, porque quiso remontar la ventaja que lo separaba de su primo a base de baños de lodo, en los que él mismo quedó embarrado y salpicó a su propia parentela. Decidió hacer suya la vieja campaña de difamación que  diseñó desde hace años el impresentable exgobernante estatal, maestro de la perversión y engendrador de la manada de ladrones que hoy controlan el poder estatal.

 Yunes Landa acusó abiertamente al panista de ser un “enfermo sexual”, un “pederasta” y “un criminal ligado a redes de pedófilos”. Es más, llamó en público a “cuidar a sus niños, a encerrarlos en su casa”, ante el peligro que Yunes Linares les representa, según su apreciación. Ayer esos dichos se cayeron. La señora Sandra Ortega, quien en un tiempo estuvo relacionada sentimentalmente con Yunes Linares y que sirvió para sustentar el señalamiento de que éste cometía abuso sexual contra su hija, Sofía Garfías cuando era una niña,  salió a desmentir los dichos después de mucho tiempo.

 Anticipó que interpondrá denuncias penales contra el PRI y contra el Gobierno Estatal por usar su nombre y el de su hija, involucrándolas en una acusación de pederastia que nunca existió. El caso no es ventaneo, ni chisme ni mucho menos algo menor, sino una situación que ya forma parte de acto electoral en Veracruz y que debe ser analizado con precisión por los veracruzanos.  Sofía además es sobrina de Francisco Garfías, uno de los periodistas más leídos del periódico El Universal, quien es crítico puntual de Yunes Linares, pero que ahora desmiente -por conocimiento de causa- el tinglado montado por los fidelistas.

 Hay que recordar que el Gobierno Estatal, según los bien enterados, pagó diez millones de pesos, aunque otros dicen que fue mucho más -y ese dinero salió del erario- a Edith Encalada, protagonista en el libro “Los Demonios del Edén” de Lydia Cacho, para señalar de nueva cuenta a Yunes Linares como parte de la red de pederastas que encabezaba el empresario Jean Succar Kuri en Cancún, Quintana Roo. Encalada esta  misma semana fue entrevistada por  el portal SDP Noticias y una página de noticias en Xalapa, dando por ciertos los dichos de esta persona, que incluso fue retada a someterse a un aparato ‘detector de mentiras’ por el propio Yunes Linares.

 Así, tal declaración, que costó mucho dinero al bolsillo de los veracruzanos, quedó sin sustento con la aparición en la escena pública de Sandra Ortega para desmentirla. Ya antes, la propia escritora Lydia Cacho había descalificado la declaración de la señorita Encalada a la que acusó de haber cambiado su declaración inicial -la que plasmó en su libro- a cambio de mucho dinero para beneficiar a Succar Kuri y que éste tratara de evadir la sentencia penal que finalmente fue de 113 años de prisión. Es decir, la propia autora del libro descalificó el “arma electoral” contra el panista en Veracruz.

 Pues bien, esta trama que se tejió desde hace años y de la que ha salido mucha suciedad, se enmarca en la elección más competida -y también más sucia- que se haya tenido en Veracruz. El asunto no es defender a Yunes Linares -que por supuesto tiene claroscuros- sino vislumbrar que es el villano fabricado por los que quieren perpetrarse en el poder, los fidelistas que tanto daño han hecho a todos los veracruzanos.  En verdad que ellos están apanicados porque de darse la alternancia en el poder, muchos terminarán en la prisión o en el exilio.

 

LAS BARAJAS

Y son capaces de todo, hasta de cargar a los ocho millones de habitantes un pasivo más por ¡20 mil millones de pesos!, para mantenerse en el poder a costa de lo que sea. Según lo dicho por el tamaulipeco Gabriel Deantes Ramos, secretario del Trabajo y primo del exdirigente del PRI y actual vocero de la administración estatal, Alberto Silva Ramos, quien fue grabado en una conversación presumiendo los planes, supuestamente acordados con el mismo despachante del Palacio de Gobierno, sobre la operación electoral, para inyectarle dinero público al candidato del tricolor. Ya antes había sido exhibido hablando sobre una alianza entre el PRI y Morena, para inflar artificialmente al candidato Cuitláhuac García.

 Se entiende que hay un pacto entre el actual candidato priista Yunes Landa con la fidelidad para no sólo aumentar la deuda del Estado, sino para garantizar impunidad a los que se van. Y todavía más, les entregará  posiciones políticas -sean legislativas o sitios  en su gabinete, si es que llega a convertirse en el sucesor- y así la fidelidad se extenderá al menos dos años más con el objetivo de controlar las elecciones del 2018 y quedarse a perpetuidad. Se va a endeudar al Estado “de un golpe”, dice el soez Deantes –con el lenguaje de carretonero bien aprendido del innombrable- y Héctor podrá ocupar ese dinero “cuando le dé su gana”, agrega el cínico.

Obscenamente, el funcionario presume que ese dinero es la “baraja de cambio” para que Yunes Landa les garantice impunidad: ninguno irá a la cárcel y además conservarán cotos de poder. “Y esa va a ser la baraja de cambio, yo te la dejo. Quiero salvoconducto para este, para aquí, para allá, para acá y estas posiciones ca…. Es todo tuyo”, se jacta el tamaulipeco en tal confesión de parte. Se confirma, pues, lo que ya afloraba con  los movimientos en las posiciones electorales y la presencia de fidelistas en la campaña del candidato.

 ¿Cómo podrá ahora el priista hablar de castigo a los saqueadores, decir que va a mejorar la situación financiera del Estado o asegurar que él representa el cambio verdadero cuando ha sido cachado con las manos en la masa?  Claro, a Yunes Landa le vale un comino que sean los veracruzanos quienes paguen su imposición en la silla estatal, pues ha ocupado sin empacho cargos de elección popular pagados con el dinero ajeno, algunas veces arrebatado por la fuerza y a través de la comisión de ilícitos.

 Basta recordar cuando él,  junto con el innombrable, se robó 500 millones de pesos de la Caja de Ahorro del ingenio El Modelo para costear su campaña a la diputación local por el distrito de La Antigua tanto en el 2004 -cuando fue derrotado-, como en el 2007 cuando a billetazos lo impusieron en la curul de la 61 legislatura.  Héctor Yunes Landa no se condolió de los 758 ahorradores defraudados –algunos  ancianos que habían invertido todo su patrimonio y quedaron en la miseria, y murieron esperando recuperar su dinero-. Cuando lo acusaron penalmente por ese robo– la causa penal fue la 60/2009- se burló de ellos repitiendo en coro con el innombrable: “¡A mí que me esculquen!”. 

 El priista nunca se inmutó ni tampoco hubo castigo por el hurto. Ese es el antecedente para corroborar que a Yunes Landa no le importa que otros paguen espacios de poder. Así como llegó a ser diputado a base de lo robado, ahora busca ser Gobernador de la misma forma. Ayer fueron 500 millones de pesos y hoy son 20 mil millones de pesos.  Ojo, acá no se trata del plan para un candidato o un partido, sino de una estrategia para dañar a todos los veracruzanos, atarlos a una deuda más grande.

 Lo que actualmente pasa en Veracruz es un proceso histórico -para bien o para mal pero es inédito al fin-. No se puede soslayar la dimensión de las cosas ni mucho menos callarlas en las vísperas de un momento crucial para el futuro de la entidad, hacerlo es fallarles a los lectores que necesitan el análisis como herramienta para no ser burlados. Entonces, a dos semanas de la jornada electoral, los cordobeses y los veracruzanos deben tener claro que su  voto es la vía para detener a los pillos o impedir la llegada de otros peores. Cada quien que decida a su libre albedrío, y la única exigencia que desde este espacio se les puede hacer es que acudan a las urnas, ya que no hacerlo es sufragar por los más trompudos. Así de simple.

 

UV A LA CALLE

En plena lucha comicial, el Consejo General de la Universidad Veracruzana convocó ayer  a una segunda marcha multitudinaria a realizarse el día 27 de mayo, con el objetivo de exigir que el Gobierno Estatal entregue los 2 mil 500 millones que le adeuda a la casa de estudios. La UV se había comprometido a no realizar movilizaciones durante los tiempos electorales pero la crisis financiera es más grande que el silencio autoimpuesto. No quieren pagar y la UV está en bancarrota.  Por ello saldrán a las calles aún con la promesa que ayer hizo el secretario de Finanzas, Antonio Gómez Pelegrín, de entregar  directamente al SAT mil 500 millones de pesos –que adeuda la universidad porque no recibía los recursos para ello- en un intento de evitar la movilización.

 El panorama se complica para el PRI, hay que decirlo, porque 80 mil universitarios, entre catedráticos, directivos, alumnos y trabajadores administrativos, volverán a la vía pública a gritar contra el Gobierno emanado de ese partido. Hay que sacar cuentas: son 80 mil potenciales votos de castigo para el tricolor,  aunque habrá que sumarles los de sus familiares. La media dice que son 5 integrantes por familia, entonces serían unos  400 mil sufragios en vilo, lo suficiente para entronar o destronar a cualquiera de los aspirantes punteros.

 Las matemáticas no mienten, y a eso hay que agregarle a los pensionados de la misma UV que han sido maltratados por la administración estatal. Entonces, ellos, los universitarios  pueden hacer la diferencia, inclinar la balanza en las ánforas electorales el próximo 5 junio. Por eso la marcha del 27 de mayo estará totalmente impregnada de las ansias para castigar electoralmente a quienes han puesto a la casa de estudios en la bancarrota.

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