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El secreto de las hostias

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regCoscomatepec.- El Monasterio de las Adoratrices de Coscomatepec ha ido fabricando arduamente las redondas, blancas y delicadas hostias, que representan para la feligresía católica el Cuerpo de Cristo en la eucaristía, trabajo que para las hermanas no cesa durante todo el año.

Para el grupo 23 monjas, estos apostolados los realizan como carisma al servicio de la iglesia, en su inicio comenzaron con la elaboración de bordados y después lo intentaron con dulces de migajón y buñuelos, actualmente las hermanas del Convento, optaron por la fabricación de sagradas hostias.

A diario, dos de las 23 hermanas que viven en el convento trabajan en el taller de fabricación de hostias, que después distribuyen a varias parroquias de la Diócesis de Córdoba. Tan sólo en un día elaboran 5 mil hostias de tres medidas. 

Como cada trabajo, las adoratrices también cuentan con su horario de labores, el cual va desde las 08:00 a las 16:horas, en los cuales se desarrollan talleres de fabricación de hostias, dulces de migajón y buñuelos.

“Hacer hostias tiene un significado muy especial para nosotras, es un servicio a la Iglesia y sobre todo a Dios,  ya que este trabajo permitirá que muchas personas se acerquen a comulgar”, mencionó la hermana.

La hermana añadió  que hay tres tipos de hostias: las pequeñas que tienen tres centímetros de diámetro, que se distribuyen a la feligresía; las grandes miden seis centímetros de diámetro y se utilizan para la eucaristía; y las más grandes que se utilizan para adentrarlas a las custodias. Cada una lleva en relieve la cruz y en algunos casos otros elementos de la fe católica.

El proceso

de elaboración

La tecnología ocasionó que el procedimiento de elaboración se modifique,  hace unos años todo el proceso se realizaba de forma manual y demoraba más tiempo; en cambio,  ahora, con las máquinas eléctricas, la dificultad se redujo al igual que la duración.

En la cocina del convento, ellas se turnan para poner en la batidora industrial 16 litros de agua y 16 libras de harina de trigo. Una vez que la mezcla esta lista, se extiende en una máquina de cocción de hostias que mantiene una temperatura de         182° C.

Una vez realizado el batido se vierte en las planchas de las que está compuesta la máquina, en la que se cuecen y tuestan las obleas, que después han de ser recortadas con ayuda de otra máquina para separar las hostias. Tras el recorte de las mismas, los restos son también aprovechados y se venden a las personas que acuden al convento.

Las más

complicadas

Más trabajo requiere las hostias de 12 y 14 centímetros de diámetro, puesto que su diseño es individual y además empiezan a imponerse en la comunión como el tamaño favorito, según lo requiera el sacerdote.

En total, las monjas gastan 14 sacos de 50 kilos de harina al mes. La mayoría de la producción es distribuida a las parroquias de la diócesis de Córdoba, constituida por más de 300 iglesias.

Las hostias son revisadas manualmente para elegir las mejores y finalmente apilarlas en millares y empacarlas en bolsas de plástico, listas para ser transportadas a su destino.

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