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Cristaliza logros la pequeña Fátima

Superiberia

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Córdoba.- Pese a los diagnósticos médicos desfavorables por haber nacido con labio leporino y paladar hendido, la pequeña Fátima Vargas Domínguez ha conseguido una serie de logros, que la hacen digna de admirar.

Y es que desde que Fátima nació, los pediatras le dijeron a sus padres que no iba a poder hacer ciertas actividades como nadar, correr, hablar y hasta comer algunos alimentos.

“Desde que nació nos dijeron que no iba a poder hacer muchas cosas; un pediatra ignorante le metió una sonda, diciendo que sólo así iba a poder comer y la lastimó, pero mi madre nos ayudó y la alimentó con una jeringa de 20 centímetros”, relató Angélica Vargas Domínguez, la madre de Fátima, quien añadió que “realmente, aquí no hemos recibido ayuda de nadie, más que de la fundación CLAYPA, porque en el IMSS no le dan prioridad a este tipo de condición, a la que consideran como un problema estético”.

No importaron los malos diagnósticos, la niña de doce años comenzó a cursar el kínder y tuvo acceso a una educación bilingüe, misma que en la primaria le dio la facilidad de competir en los concursos de ‘spelling’ o de ortografía que se efectuaban en el Colegio Británico.

Cada año, Fátima ha participado en estas competencias y en todas ha conseguido diplomas de segundo o tercer lugar, a excepción del sexto grado, en el que ganó el primer lugar y su trofeo.

“Como era hija única y la queríamos proteger, a los dos años y medio le buscamos una guardería particular; la llevamos al Colegio Británico y entró directo al primer grado de kínder; desde entonces ha participado en los concursos”, comentó Angélica.

El ‘spelling’ no es la única actividad que Fátima ha desarrollado y por la que ha conseguido reconocimiento. También se ha inclinado por las competencias de aquatlones, al grado que en una ocasión compitió aún estando enferma.

“Hace dos años se enfermó tres días antes de un aquatlón y le dije que no fuera, aunque se perdiera el dinero de la inscripción; ella insistió en que quería participar, así terminara en último lugar y quedó en el tercero con todo y la calentura, cuando varios chamaquitos ya se andaban desmayando ahí”, recordó el ama de casa.

Fátima es una niña sin prejuicios, que ve su condición como tal y no como un problema; quiere aprender ballet y le gusta la lectura; afirma que no se pone límites y dice estar convencida de conseguir muchos más logros.

“Me gusta ayudar a los animales porque los veo solitos en la calle y eso me da tristeza”, afirmó la pequeña, que después aseguró con mucho ánimo “me gustaría ser una gran doctora y especializarse en cirugía pediátrica”, porque la fundación CLAYPA la ha motivado y considera que la especialidad es muy bonita porque quiere ayudar a mucha gente; y “también quiero poder ayudar a quienes no tienen dónde dormir ni qué comer”, asegura.

Reitera su gusto por los animales, pues se compadece de ellos al verlos “solitos en la calle”. En palabras de su madre, “si fuera por ella seguro que tendría un rancho lleno de animales”.

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