Yanga.- Con una banda que entonaba música de Antonio Aguilar fue despedido Miguel Luna Lázaro en la congregación de San Joaquín, lugar que se vistió de luto con su partida. El último adiós fue emotivo y doloroso para quienes lo acompañaron a su última morada.
Tras su ataúd iba su caballo pinto, el que lo despedía, su compañero que jamás se le despegaba y que juntos hacían un gran equipo que permitía colocar al joven de 18 años de edad como una promesa de la monta de caballos de carreras.
Al lado de los acompañantes de la familia Luna Lázaro iba una veintena de jinetes de la región, quienes despidieron al joven que falleció de forma extraña. A decir de los familiares, alguien lo invitó a Potrero a correr un caballo brioso; sin embargo, desconocen quién, pues fueron por él a bordo de una camioneta negra.
Más tarde les avisaron que el joven estaba herido y sus acompañantes lo abandonaron en el Hospital General de Córdoba, donde sus familiares acudieron por él, pero ya había fallecido debido a un traumatismo craneoencefálico, señalaron.
Con mucha tristeza y sin comprender el dolor de esta partida le dieron el último adiós, motivo que enlutó a la congregación de San Joaquín.
