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Las tribulaciones de un Director

Superiberia

Los directores de las escuelas secundarias generales y técnicas asumen un papel profesional complejo y delicado. Buena parte de la marcha de una escuela secundaria depende de ellos, de cómo la organizan, cómo distribuyen las cargas de trabajo y las responsabilidades, el sentido de justicia que poseen, el trato imparcial y equitativo que le dispensan al personal, alumnos y padres de familia; el interés por los aspectos académicos y el cuidado a la hora de delegar funciones para ejecutar tareas, pensar, analizar y tomar decisiones.

La complejidad de las funciones de un Director en una escuela de doble turno, requiere de una amplia gama de actividades, conocimientos, habilidades sociales y disposición para conformar verdaderos equipos de trabajo que le permitan un funcionamiento escolar eficiente y satisfactorio, con una mejor distribución del tiempo y de las tareas para la comunidad entera.

El Director tiene, merced a sus atribuciones y funciones, la responsabilidad de crear un clima de convivencia propicio para el trabajo colaborativo y para los aprendizajes, para dar seguimiento a las actividades que genera la Ruta de Mejora, ponerse de acuerdo con los padres de familia para acordar diversos asuntos y asegurar el mantenimiento del edificio, los salones, laboratorios, talleres, aula telemática y demás anexos educativos.

Debe supervisar el área administrativa a cargo de los subdirectores, y estar atento de las disposiciones oficiales que llegan por la vía de la estructura jerárquica en donde su autoridad inmediata es el Inspector Escolar. Una de sus obligaciones según el Acuerdo 717, tercero: h), es entrar a los grupos y hacer observaciones a las clases de los maestros. Varios directores aseguran que no alcanza el tiempo para realizar todas las actividades.

En el aspecto de la convivencia escolar, debe mediar y negociar conflictos con el personal, los maestros, los alumnos y los padres de familia, en diferentes circunstancias de la vida escolar. Y estar pendiente de los asuntos laborales con la delegación sindical de la escuela. De vez en cuando es llamado por las autoridades civiles, militares, sindicales o educativas para atender diferentes encomiendas que le quitan el tiempo y le complican la vida, pero es una parte en el devenir del Sistema que no puede soslayarse. 

En todos estos casos el Director tiene que mediar, solucionar o atenuar los conflictos, discutir situaciones, resolver, aceptar o negar, bajo una actitud de “ganar/ganar”, si quiere salir bien librado de las negociaciones que establezca. En las cuestiones económicas, un amigo, Director jubilado desde hace años, me dijo: «Gilberto, antes de jubilarme, en los primeros años del Secretario Maldonado, en repetidas ocasiones llegó gente de la Contraloría Interna de la SEC a las escuelas».

«Pegaron carteles con leyendas como “las cuotas no son obligatorias” y otras consignas. Nos amenazaron a los directores con que no se debía pedir el recibo o el baucher de pago que hacían a la Sociedad de Padres entre los requisitos para inscribir a un alumno. Y las economías de las cuotas se redujeron drásticamente. Francamente no creo que ése haya sido el objetivo del Lic. Maldonado».

«Las cuotas de los padres no quitan la gratuidad de la educación pública. Quien esto asegure, no conoce lo que se paga en una escuela privada. Por fortuna para las escuelas secundarias se crearon las tiendas escolares en sustitución de las cooperativas escolares, cuya estructura era poco formativa y sin controles en la captación de las utilidades. Las tiendas permitieron un control sobre los ingresos y transparentaron su uso. Sin ellas, las escuelas medianas y grandes estarían en serios problemas».

«Dime: ¿Cómo podría mantenerse una escuela con 120 de personal, 1600 alumnos, 18 aulas que se usan mañana y tarde, seis u ocho talleres y su equipamiento, materiales de oficina y papelería, enseres de limpieza, gastos diversos de funcionamiento, si nadie aporta para su mantenimiento? ¿Crees que sea posible?»

«Esta pregunta no se la formulan las autoridades, pensando que las escuelas secundarias son autosuficientes. Pero están en un error, y lo que existe, son muchas escuelas en ruinas, carentes de lo elemental. Tal vez haya un descuido en la interpretación de la Ley General de Educación, en lo referente a la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos. Valdría la pena un análisis del tema» –Concluyó.

gilnieto2012@gmail

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