in

‘Yo vi cuando los mataron’

Superiberia

7

TIERRA BLANCA.- “A las 11 horas con 10 minutos fuimos a dejar al hospital al comandante Conde, porque se le estaba escurriendo mucho líquido de la herida. En ese momento Édgar Ramón Reyes Hermida recibió una llamada de Edgar Omar Ruiz Tecalco. Le dijo que habían intervenido un vehículo con cinco personas. Unos chavos de Playa Vicente que se le habían hecho sospechosos”.

Reyes Hermida se lo informó a Marcos Conde; él los envió a revisar la situación. Desde el día 11 de enero el comandante supo de los muchachos.

“Salí con Reyes Hermida a alcanzar a mis compañeros, a bordo de una camioneta color blanca doble cabina”.

Los dos elementos se dirigieron hasta la gasolinera Ferche Gas, atrás del Chedraui, sobre la carretera Tinaja-Ciudad Alemán. “Cuando llegamos, tenían intervenidos a los chavos dentro del carro donde viajaban, la unidad Jetta color gris”.

Reyes Hermida fue claro y dictó la orden a Ruiz Tecalco: “Muévanse de ahí y pásense más adelante porque en la gasolinera hay cámaras de vigilancia”.

Entonces avanzaron unos metros en caravana. Adelante iba el Jetta color gris con los muchachos de Playa Vicente, seguidos de la unidad de Policía y hasta atrás la camioneta color blanca doble cabina.

Los dos primeros vehículos intercambiaron copilotos. Al joven José Benítez lo movieron a la patrulla y un elemento se cambió al Jetta color gris y dio indicaciones a Mario Arturo Orozco Sánchez.

Avanzaron hasta una vulcanizadora a orilla de la carretera Tinaja-Ciudad Alemán. El convoy dobló a la derecha en una calle de terracería. En un lugar solitario se detuvieron y trasladaron a la parte trasera de la unidad policial a los cinco jóvenes
intervenidos.

“Recuerdo que uno de ellos llevaba barba de candado, todos tenían el cabello corto y la muchacha era delgada, de cabello como güero. Dijeron que venían de una fiesta en Veracruz y que iban para su casa a Playa Vicente. A dos de ellos les colocaron esposas”, confiesa el detenido.

Entonces, Reyes Hermida indicó a Otoniel Cruz y a Rubén Pérez que manejaran el vehículo de los jóvenes. Salieron nuevamente en caravana, pero ahora con rumbo a la comunidad El Amate, al presunto destino final. Al rancho de Mata Trapiche también llamado El Limón, propiedad del capo de Tierra Blanca, Francisco Navarrete Serna.

“Íbamos nuevamente por el Chedraui, donde detuvieron a los muchachos por primera vez, ahí me llamó Reyes Hermida a mi número celular 2292212523 y me dijo que lo esperáramos en el rancho Las Torres”.

“Avanzamos con rumbo a La Tinaja, entramos a una terracería del lado derecho, pasando por una gasolinera. Llegamos hasta una curva y dimos vuelta en U, ahí nos paramos. En el Rancho Las Torres, donde nos había indicado Reyes Hermida, la mano derecha de Marcos Conde”.

Otoniel Cruz y Rubén Pérez esculcaron la cajuela del vehículo Jetta color gris, propiedad de Mario Arturo Orozco Sánchez. “Encontramos unas mochilas que tenían ropa, perfumes y un reloj. también estaban unas rosas. Pero no encontramos nada malo”, sostuvo.

“Al poco rato llegó Reyes Hermida, pero a bordo de una camioneta Mazda color gris CX7. Me dijo que me fuera con él y a Otoniel le dijo que se fuera a Paso del Toro por la libre, que allá lo
encontrábamos”.

El vehículo Mazda avanzó hacia la entrada conocida como La Campesina, entrando por un camino de terracería hasta unos cañales, donde un elemento policial, sin especificar el declarante, les indicaba el lugar exacto donde se encontraba la patrulla con los jóvenes detenidos.

“La unidad estaba metida entre cañales. Tenían acostados boca arriba, en el monte, a los muchachos. Estaban golpeados, con sangre a la altura del pecho y del estómago. Tenían las manos atadas a la espalda. A la muchacha la tenían en la cabina de la camioneta, a ella no la habían golpeado”.

“Ahí le dijeron a Reyes Hermida que uno de los chavos que le apodaban El Metralleta o El Metralla, trabajaba para el jefe del Cártel del Golfo en Playa Vicente, Veracruz y otro para el Alcalde de Playa Vicente. Después los subimos a la camioneta Mazda”, relata Rubén Pérez Andrade.

Los policías bajaron el respaldo del asiento trasero. Subieron a los jóvenes por la parte trasera del vehículo, uno por uno. Los sentaron con las piernas encogidas a nivel del pecho, con las manos atadas a la espalda. Dos en cada lado del compartimento trasero. Reyes Hermida ordenó a Rubén Pérez que condujera el vehículo, mientras él compartía asiento con Susana Tapia Garibo, la menor de edad, en el lado del copiloto.

Avanzaron hasta por la carretera federal con rumbo a La Tinaja, hasta la desviación de Joachín, comunidad terrablanquense. “Doblé hacia la derecha y me indicó que avanzara despacio, para que no nos fuéramos a perder. Reyes Hermida me iba dando las indicaciones”.

“Pasamos dos puentes hasta llegar al rancho de Mata Trapiche, el rancho El Limón, en el municipio de Tlalixcoyan, Veracruz. Yo ya conocía ese lugar porque ya había ido en dos ocasiones con el comandante Marcos Conde”.

Rubén Pérez estacionó la camioneta Mazda color gris hasta una galera de lámina, según indica el declarante, ahí ya esperaban seis personas del sexo masculino, que no rebasaban los 25 años. Seis verdugos que Rubén Pérez no se atreve a delatar. Quienes abrieron la cajuela de la camio-
neta, bajaron a los jóvenes atados de manos y luego los metieron a un cuarto de torturas.

los golpearon con cinturones

“A todos los metieron a un cuartito, los iban sacando uno por uno y les comenzaban a golpear con cinturones en el pecho y en la espalda, preguntándoles para quién trabajaban y otra vez dos de ellos dijeron que para el líder del Cártel del Golfo en Playa Vicente, Veracruz”.

De acuerdo con la declaración de Rubén Pérez Hernández, a los chicos los sacaron de la galera de lámina. Los hicieron caminar en dirección recta, hasta llegar a la parte baja del terreno, junto a un arroyo que desemboca en el río Blanco.

“Mi compañero y yo nos paramos desde un lugar donde se podía ver todo lo que les hacían. Vimos cuando acostaron a los jóvenes boca abajo, incluyendo a la muchacha. Recargaron sus cabezas sobre una piedra. Un sujeto agarró un hacha grande, como de 50 centímetros de larga. Y con la parte que no tiene filo les daba un golpe muy fuerte en la nuca y los mataba. Hasta que veía que no se movían. A la última que desnucó fue a la muchacha”.

“Cerca de donde estaban, allá abajo, habían dos tambos metálicos, con capacidad de 200 litros. Entonces escuché cuando gritaron: Traigan el diésel, y pues pienso que los quemaron. Yo mejor le dije a mi compañero que
nos fuéramos”.

Según declara Rubén Pérez Hernández, regresaron por el kilómetro 16 por la carretera La Tinaja-Tierra Blanca. En un lugar llamado La Capilla, donde recogió a Otoniel Cruz, quien había abandonado el Jetta color gris, donde viajaban los jóvenes.

Los ex elementos policiales regresaron a Tierra Blanca alrededor de las 22:00 horas. Después de haber presenciado una presunta masacre, sacia-ron su apetito: “Pasamos por la cena y terminamos en la delegación de Tierra Blanca. Ya después nos pusimos a platicar”.

Así daba inicio la tragedia llamada Tierra Blanca. El día uno en el campamento del Ministerio Público. Según la declaración del octavo policía detenido, el mismo día asesinaron a los jóvenes playavicentinos. Al día de hoy, los padres ignoran si sus hijos regresarán con vida o se trate de una segunda verdad histórica en México: El Ayotzinapa de Tierra Blanca, Veracruz.

MARCOS CONDE Y EL ALCALDE DE PLAYA VICENTE

De acuerdo a la declaración de Rubén Pérez Hernández, el comandante discutió con Abdón Márquez Márquez, el Alcalde municipal de
Playa Vicente.

“Le dijo al comandante que para poder entrar a Playa Vicente debía de pedir permiso. El delegado nos dijo que él iba a entrar al pueblo las veces que fueran necesarias. Que no tenía por qué pedir permiso a nadie”.

Por su parte, el Presidente playavicentino acepta que nunca aprobó la manera de trabajar del entonces delegado del distrito de Rodríguez Clara, Marcos Conde Hernández.

Sinembargo/blogexpediente.

CANAL OFICIAL

Chocan ciclistas contra un taxi

EJECUTADO