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Acción Nacional y sus contradicciones internas

Superiberia

Cuando comencé a entender de política, era enemigo acérrimo del PRI y estaba encantado con la filosofía del PAN, la cual medio asimilaba en las pláticas con Carlos Castillo Peraza, y otros insignes pensadores de mentes brillantes y mejor comunicación que en esas fechas había.   Poco a poco me fui desencantando al comprobar que del dicho al hecho había mucho trecho, y entender que lo que se afirma en los principios rectores de la institución es letra muerta en la vida real.   Y he aquí algunos ejemplos de los últimos 20 años. 

 

El PAN se considera un partido cuyas raíces provienen de la doctrina social cristiana de la Iglesia católica, y sin embargo el primer presidente de la República emanado del PAN, Vicente Fox anuló su matrimonio religioso gracias a influencias y la complicidad de la Iglesia católica mexicana, para poderse casar con la que hasta hoy es su esposa ante Dios y ante los hombres.   Al no ser recibido por el Papa en su visita al Vaticano, se burla tomando la célebre fotografía del beso con la basílica de San Pedro al fondo.  Hoy los panistas se rasgan las vestiduras ante la anulación del matrimonio religioso de Enrique Peña Nieto para casarse por la misma vía con su actual esposa.   ¿Hipocresía, falta de memoria o conveniencia política?

 

El PAN como buen partido conservador rechaza  el matrimonio entre personas del mismo sexo e incluso rechaza cualquier práctica sexual que no sea realizada entre hombre y mujer, y por las vías naturales.  Sin embargo, cuentan con un Gobernador en funciones abiertamente homosexual y con aspiraciones presidenciales, además de resultar el grupo político que ocupa el primer lugar en la práctica de sodomía entre heterosexuales según la última encuesta de preferencias sexuales de los mexicanos de Mitofsky.   Así cuando de señores de poder se trata la falsa moral que predican queda en entredicho, igual que entre las cuatro paredes de las alcobas. 

 

La transparencia y el buen manejo de los recursos públicos son banderas de Acción Nacional cada vez que hay campaña política.  Nadie en Acción Nacional alzó la voz para reclamar al exgobernador de Sonora por la construcción de la presa en su rancho, privando del vital líquido a miles de personas a lo largo del cauce del río que alimentaba su pequeña reserva de agua.    A la fecha siguen sin escucharse voces en acción nacional, que repudien el actuar de dicho personaje que sólo es perseguido en su estado natal Sonora. 

 

Si algo ha criticado acción nacional es el maridaje entre gobierno y crimen organizado. A tal grado que hace poco nos enteramos de que el Sr. Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo tenía relaciones íntimas con una diputada del congreso local de Sinaloa, con quien incluso, disfrutó la noche de año viejo y la llegada de 2016.   Esta dama falsificaba documentos para realizar la visita conyugal en el penal en el que estaba recluido el mencionado personaje, sin que nadie en Acción Nacional elevara el mínimo reproche.  Cuando el asunto salió a la luz pública, primero acusaron a los partidos coaligados con ellos de haberla elegido. Hoy reconocen que fue selección de Acción Nacional, pero deslindan a las cabezas nacionales de cualquier responsabilidad, alegando que la dama en cuestión falsificó documentos que probaban su militancia panista.  Se entiende que cualquier pretexto es bueno para limpiar una de por sí ya muy sucia imagen. 

 

Acción Nacional es un partido político que públicamente combate los vicios. Sin embargo en privado, durante el sexenio pasado, cuando el presidente de la República emanado de sus filas caía en las garras del alcohol, al grado que después de las cinco o seis de la tarde ya no atendía asuntos de estado debido a su estado de intoxicación etílica, nadie dentro del partido señaló los riesgos para la conducción del país que representaba el tener un presidente diariamente alcoholizado. Tal parece que los vicios de los pobres (pinche borracho), se convierten en maravillosos detalles de alegría (que bonito carácter del señor presidente, siempre contento y de fiesta) cuando de gente de poder se trata. 

 

Ricardo Anaya, dirigente nacional del PAN critica lo que debería de aplaudir (pues a su causa conviene), que es la falta de respeto por el estado laico en la que incurrió Peña Nieto al romper el protocolo y comulgar en la Basílica de Guadalupe en la misa con el Papa.  Anaya declara que espera que Peña también participe en las celebraciones de la Luz del Mundo y de los Testigos de Jehová, pues también son mexicanos.  Se le agradece la burla sobre el presidente Peña y su comportamiento, pero resulta incongruente su crítica, a menos que apoye la proliferación de ese par de cultos que él mismo menciona y promueve. 

 

Acción Nacional presume la formación de cuadros en sus filas, casi desde su más tierna infancia, sin embargo, una y otra vez tiene que recurrir a personajes que no tienen la sangre azul sino roja, como algunos gobernadores en funciones que llegaron al PAN por rompimiento con el partido revolucionario institucional, y otros más que son ya virtuales candidatos con el mismo origen.  Esto implica el pleno reconocimiento de Acción Nacional de que no es cantera de cuadros políticos y el reconocimiento implícito de que los candidatos que provienen del PRI son más atractivos como aspirantes a un puesto público y como  futuros gobernantes. 

 

La alianza entre PAN y PRD ha generado enormes discusiones. Creo que están en su derecho de hacer lo que sus dirigencias consideren adecuado para su conveniencia, pero… 

 

Los que somos liberales, consideramos que cada quien tiene el derecho de hacer con su vida lo que desee, siempre y cuando no viole ninguna ley, ni perjudique a los demás.  Los liberales no pasamos la vida juzgando la paja en ojo ajeno cuando tenemos la viga en el propio.  De ahí el shock que sufrimos muchos los que inocentemente considerábamos al PRD como un partido de izquierda, al enterarnos de su alianza con Acción Nacional en varios estados del país.  Se entiende que es la búsqueda del poder por el poder, pero duele mucho la renuncia a los valores liberales que tan atrayentes resultaron para muchos desde la fundación del partido de la Revolución Democrática. 

 

 Curioso pero esa decisión de Basave y el Comité Ejecutivo Nacional del PRD genera un conflicto moral, pues muchos liberales consideran a López Obrador un populista, y otros consideran al PRI como un partido arcaico y con tendencia a desaparecer. Pero la opción que dejan a los perredistas este tipo de decisiones es no votar, votar por MORENA, votar por Movimiento Ciudadano o votar por el PRI.  Mientras el PRD  se desmorona. www.josecobian.blogspot.com, miguelcobian@gmail.com, @jmcmex   

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