Orizaba.- La alameda, entre la niebla de la Pluviosilla, encierra leyendas e historias que se mantienen vivas generación tras generación, es el lugar ícono de encuentros dominicales para las familias orizabeñas.
El arquitecto Joaquín Huerta, diseñó el lugar, el mismo que hizo el Teatro Ignacio de la Llave; el espacio se comenzó a construir en 1855 en el Barrio de Santa Anita del Varejonal, recordó el cronista regional, Armando López Macip.
Durante la Invasión Francesa en 1862 fue convertida en corral de la caballería del Ejército Francés, usada y destruida, sus árboles derribados y utilizados como leña para mantener prendidas las hogueras de la milicia por el frío clima de Orizaba, sin embargo, cuando los extranjeros se fueron tuvieron que volver a empezar su construcción, agregó el entrevistado.
Otra fecha importante en la historia de la alameda fue en 1925, cuando el club rotario de Orizaba donó los primero juegos infantiles que tuvo.
Años más tarde fue nombrada Francisco Gabilondo Soler Cri-Crí en honor al músico de origen orizabeño, que a nivel nacional destacó por sus melodías para la niñez mexicana.
“Orizaba es una ciudad de leyendas y la alameda no es la excepción”, expresó el cronista de la ciudad, José Romero Güereña.
A propósito de las neblinas ocasionadas por los frentes fríos y que son típicas como el chipi chipi de la Ciudad de las Aguas Alegres y Cantarinas, son varios los relatos en torno al concurrido parque.
Por ejemplo, la leyenda popular que se refiere a que la estatua del general Ignacio de la Llave baja de su pedestal en las noches y recorre los andadores de la histórica área natural, “la gente habla que la imagen baja y se le ve caminar”.
Otro relato más data desde el año de 1933, pues en ese entonces había estatuas de niños en las fuentes, pero luego las quitaron y nadie sabe dónde quedaron, pero se les ve a veces ir de un lado a otro alrededor del kiosco.
Una más habla de las noches de lluvia y neblina de Orizaba, se dice que puede verse un carruaje, el cual es guiado por cuatro frondosos caballos blancos y quienes van sobre éste son personajes que llevan vestimentas del Siglo XIX.
En el marco del nombramiento como Pueblo Mágico la alameda es uno de los atractivos turísticos más importantes de Orizaba, independientemente de ser un centro de convivencia familiar los fines de semana y diariamente centro de personas que hacen deporte.
Sin embargo, las leyendas son un toque adicional que se mantiene vivo entre las nuevas generaciones, gracias a los relatos orales del pasado, así la alameda es un espacio que invita en tiempos de neblina a recorrerlo con el toque mágico de la Pluviosilla.