Hace más de un siglo, ellos, junto con otros grupos del norte del país, fueron pioneros en la rebeldía legítima que condujo tres años más tarde al inicio de la guerra de Revolución que cambió a la nación y que, a su vez, fue ejemplo para el resto de los países latinoamericanos, ya que se trató de una revolución política y a la vez social, cosa rara, cuando las revueltas civiles del siglo XIX, el precedente, no alcanzaban esa dualidad magnífica, apenas si pugnaban por la independencia de Europa.
Ellos fueron los cientos de hombres y mujeres que laboraban como obreros en las fábricas textiles del corredor Orizaba-Río Blanco- Ciudad Mendoza-Nogales. Les han llamado los “Mártires de Río Blanco”, porque fueron reprimidos sangrientamente por el gobierno dictatorial de Porfirio Díaz por reclamar sus derechos laborales y denunciar los abusos de la clase patronal y gubernamental.
Hoy, 109 años más tarde, en lo que es una negación histórica, el dictador oaxaqueño recibe homenajes más concurridos que los protagonistas del movimiento obrero. Lo inconcebible se dio en ese afán de desdecir a la historia: Porfirio Díaz tiene un monumento en la tierra donde asesinó a cientos, quizás miles, de trabajadores. “¡Mátenlos en caliente!” fue la frase el dictador que selló la suerte de los obreros-mártires.
La clase gubernamental está en franco proceso de desmantelar los símbolos de la historia patria para elevar nuevos iconos a su conveniencia. Y lo hacen porque se lo ha permitido la ciudadanía apática. Hace una década jamás se hubiera permitido que a Porfirio Díaz lo intentarán desatanizar con una estatua. La hubiera derribado o mejor dicho, ni siquiera hubieran permitido colocarla. El hecho de que en Orizaba los polítiquillos aldeanos veneren públicamente al dictador es sintomático de un pueblo ausente y desmemoriado.
Complemento de ello es la desidia de los gobiernos estatal y federal para mantener el acto recordatorio y ayer 7 de enero, lo que debió celebrarse como una etapa clave en la historia nacional quedó relegado a un acto simplón por compromiso. Ni un funcionario de primer nivel estuvo presente y lo más grave es que el pueblo tampoco, apenas algún puñado de maestros, trabajadores pensionados y militantes de la oposición reclamaron al amparo de la memoria de los Mártires.
En fin, en ese descaminar de la historia se atropella lo que el Himno Nacional enseñó a todos, a honrar a los héroes en aquella estrofa que se entonaba desde pequeños: “Para ti las guirnaldas de oliva, un recuerdo para ellos de gloria. Un laurel para ti de victoria, un sepulcro para ellos de honor”.
EL MUÑECO
Un día antes, el 6 de enero, los priistas veracruzanos se quedaron esperando la señal de los tiempos electorales que debió provenir del presidente Enrique Peña Nieto, presente en Boca del Río para conmemorar el aniversario de la Ley Agraria, luego de las versiones encontradas sobre su asistencia al evento. En el mismo no hubo “destapados”, pues el mandatario federal se hizo ‘rosca’ en pleno 6 de enero y convirtió la encerrona priista en una plataforma de consentimiento personal para tratar de aliviar su desastrosa imagen que tiene a nivel nacional e internacional.
Tan decadente estuvo el evento agrario que la noticia principal no fue ni de inversiones en el sector primario ni de políticas para la certeza en la propiedad rural y ni siquiera los asuntos electorales a favor del partido oficial, sino que el mexiquense “burló” —así entre comillas— al Estado Mayor y se brincó las vallas para abrazar a los asistentes y tomarse fotografías con ellos. Dicen que buscó darse el “baño de pueblo” ante tan malograda imagen pública.
No obstante, en realidad fue un “baño de acarreados” porque los que le gritaron porras y se arremolinaron para saludarlo y posar en las selfies a su lado no fue el pueblo, sino priistas necesitados a quienes acarrearon como ganado a cambio de torta, refresco y dinero en efectivo. No es un apoyo legítimo a la figura del mexiquense, sino una actuación teatral pagada de antemano con dádivas miserables.
Pese a ello, Peña Nieto fue ayer el muñeco de la Rosca de Reyes y se robó el escenario para quienes ansiaban la señal que los catapultara a la disputa electoral por la gubernatura. Rezagadas estuvieron las dos “sopas”, Héctor y José Yunes y más rezagados los fidelistas aspirantes a la candidatura por el Gobierno estatal. No hubo tapete para ellos y aunque sostengan que era lo predecible —el no haber señales ni destapes de parte del inquilino de Los Pinos—, tampoco es lo normal en el ritual del priismo tan acostumbrado a caminar en tropel.
Así, sigue la incógnita sobre el “tapado” del PRI para disputar la gubernatura de Veracruz, cuando ya tienen encima los tiempos. La versión es que será finalmente el senador Héctor Yunes el dedo-designado, aunque todo es especulación mientras no haya un pronunciamiento abierto en los rituales del tricolor para que la borregada se le arremoline en tropel, como ya se dijo.
SE PASAN DE ‘ROSCA’
El mismo miércoles, cientos de trabajadores jubilados marcharon por las calles de Xalapa en reclamo del pago de prestaciones y bonos que legalmente les corresponden. Los pensionados acusaron que la actual administración se niega a pagar más de 4 mil millones de pesos que debe a 28 mil trabajadores jubilados y en activo, que les entregan “cheques de hule” y que han rasurado los montos que a base de reclamos, liberó la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan).
De paso, los manifestantes exigieron la destitución de Flavino Ríos Alvarado, secretario general de Gobierno, y del titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, responsables de la represión contra los pensionados el pasado 23 de diciembre, cuando los policías con bastones eléctricos fueron enviados a dispersar la manifestación por el reclamo de sus mensualidades y bonos navideños. El oaxaqueño y el chilango se pasaron de “roscas”, pero aún con la ignominia que cometieron contra los ancianos, ambos siguen campantes en sus cargos públicos.
Por cierto, la manifestación de pensionados que se realizó en la capital del estado volvió a ser infiltrada por gente del gobierno. Esta vez fue el ex rector de la Universidad Veracruzana (UV), Raúl Arias Lovillo, quien se montó al acto para reaparecer en la prensa con un falso discurso crítico hacia el Gobierno estatal. Vaya desfachatez de ese señor que ha sido señalado hasta el cansancio de ser integrante del “Cartel de las Lomas”, una organización cuasi-criminal que se apoderó de la rectoría universitaria por varios años.
Fidelista de cepa y duartista por conveniencia, Arias Lovillo durante sus períodos como responsable de la UV no sólo puso a la casa de estudios a disposición del impresentable ex gobernante y a su sucesor para que hicieran campaña en sus instalaciones y la usaran como marco de eventos para legitimar sus administraciones, sino que calló sobre la retención y saqueo del presupuesto universitario.
Gran parte de los adeudos que la actual rectora, Sara Ladrón de Guevara reclama al Gobierno estatal vienen desde la administración de Arias Lovillo, quien los toleró y ocultó porque era parte de la banda de cómplices que saquearon el tesoro público. El ex rector es un caradura soberano que se hizo “rosca” en su momento y ahora se pasa de “rosca” al vestirse de oveja cuando en realidad es un Lovillo.
DESCARO, NO DESATINO
Y el Regalo de Reyes para los habitantes de Xalapa fueron los encuerados del Movimiento de los 400 Pueblos, que ya instalaron un campamento sobre calles de esa ciudad, las cuales terminan siendo un muladar, pues no sólo se desnudan públicamente, sino usan la vía pública como inodoros a cielo abierto y tiradero de basura. La intención de las huestes de César del Ángel es boicotear las manifestaciones contra el gobierno de Duarte de Ochoa, especialmente la de los jubilados, aunque la presión en las redes sociales hizo que se desistieran de formar un grupo de choque contra los ancianos que se manifestaron el miércoles.
Empero, su presencia en la capital del estado es para eso, para ser una barrera contenedora de las protestas legítimas; a pesar de que esos encuerados son un agravio para todos, ni un milagro hará que el oaxaqueño Ríos Alvarado envíe a los policías bermudianos con sus toletes eléctricos y escudos antimotines para replegarlos. La presencia de los nudistas será constante, al menos en la mitad de este año que es electoral, ya que son parte de la estrategia de la fidelidad para perseguir y acosar a los opositores como bien lo hicieron en el 2010.
La administración estatal es intolerante contra los ancianos, pero muy complacientes con los encuerados del Movimiento de los 400 Pueblos porque le sirven. Jamás castigará sus desmanes, al contrario se los aplaude. Es verdaderamente ominoso que ayer el propio gobernante en turno, Javier Duarte de Ochoa, les abriera las puertas de Palacio de Gobierno y recibiera al líder de ese grupo de choque, César del Ángel y a su hijo, el diputado local Marco Antonio del Ángel, como si fueran prohombres, cuando son unos reverendos pillos de siete suelas.
Por supuesto, tal acción es un mensaje-insulto para los pensionados, los maestros, los activistas y demás ciudadanos que se cansan de tocar las puertas para ser atendidos en sus demandas y a cambio reciben toletazos de los policías. No se puede hablar de desatino del gobernante estatal al recibir con los brazos abiertos a ese grupo de choque, más bien de descaro. Ya no le importa la opinión pública, ya no disimula y ahora abiertamente confirma esa alianza entre su administración y las huestes de los Del Ángel. Eso también es prueba de cierta dosis de locura en los estertores del poder.