El trabajo, los salarios más bajos y las limitantes laborales son algunas de las cosas a las que todavía en este siglo se enfrentan muchas mujeres en el mundo laboral, y ni qué decir de las mujeres en zonas rurales.
De ahí la pregunta de si debería haber un día para festejar a la mujer. Si ello va más allá de la mera mercadotecnia, la respuesta es sí.
El camino por recorrer es largo, no sólo para las mujeres, sino para las autoridades en pro de establecer mejores condiciones; sólo hay que voltear a ver cifras que da a conocer la Organización Internacional para el Trabajo (OIT).
El desempleo de las mujeres en América Latina sigue siendo 1.4 más veces que el de los hombres a escala internacional.
Ahora bien, en el caso de México, la encuesta Nacional de Empleo reveló que la Tasa de desocupación femenina pasó de 5.96 % en enero de 2012 a 6.19 % en 2013.
Aunado a esto y por múltiples causas, las mujeres mexicanas que trabajan en empresas han estado limitadas en su camino hacia puestos ejecutivos; así lo dio a conocer un estudio publicado el año pasado por el IPADE, que dirige Rafael Gómez Nava, y de los datos más recientes, destacando que sólo 25% de los puestos de alta dirección en México son ejercidos por mujeres.
En fin, parece que ante la falta de oportunidades laborales las féminas están optando por constituir micro, pequeñas y medianas empresas, que constituyen en muchos casos la alternativa para obtener los ingresos económicos necesarios.
Actualmente, el INEGI, bajo el mando de Eduardo Sojo, registra que 2.5% de las mujeres que forman parte de la Población Económicamente Activa son empleadoras.
Lo cierto es que las políticas de inclusión y equidad de género en los sectores público y privado siguen siendo un tema añejo; sin embargo, son rescatables los avances, por ejemplo, en las modificaciones hechas a los artículos 4 y 12 de la Ley para el Desarrollo de la Competitividad de las Mipymes, que pretende facilitar el acceso al financiamiento para las que están conformadas por mujeres, así como los pasos dados desde la Academia y la Iniciativa Privada, con propuestas como la del IPADE, que incluso elaboró un modelo de promoción y permanencia del talento femenino aplicable a cualquier empresa preocupada por favorecer entornos incluyentes.
La realidad es que el trabajo en este campo es enorme y la tarea por hacer, más. Posibilidades de seguros para madres solteras, viudas o cabezas de hogares, créditos especiales, la búsqueda de nuevos espacios de trabajo y estructuras especiales, se gestan, pero, ¿será suficiente?
En fin, el desempleo y la desigualdad van más allá de un genero y ahí es donde las autoridades deben hacer valer la reforma laboral, aunque es una realidad que todavía falta camino por recorrer para evitar que cosas como el salario por zonas y el poder en manos de sindicatos prevalezca, no sólo afectando a mujeres, sino a los trabajadores en general.