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 LOS PEREGRINOS

Superiberia

Semana guadalupana, vísperas de la fiesta de la Señora del Tepeyac y todo México se moviliza para rendirle culto. Es verdad, en muchas partes del país caminar por las carreteras y caminos vecinales es un peligro no solo por los accidentes viales sino por la delincuencia 

organizada que se convirtió en dueña y señora de regiones enteras aunque eso no ha detenido a millones de peregrinos que van hasta la Ciudad de México a visitar a la Virgen de Guadalupe. Algunos llevan a la espalda imágenes de la señora u ofrendas de peso a guisa de penitencia y otros traen corriendo una tea en la mano,  la llamada Antorcha Guadalupana que deberá llegar a sus pueblos para la Misa de Gallo, el viernes por la noche.

 

 Los mexicanos tienen mil formas de festejar a su patrona y no hay barrera que los detenga. “Lo hicimos durante la Revolución con un país en guerra,  lo hicimos durante la Independencia cuando México estaba en llamas y también lo hicimos en plena  Guerra Cristera, ¿por qué no habremos de hacerlo hoy?, ¿qué tienen los ‘narcos’ para detener al pueblo?”, decía hace un par de años un investigador mexicano en torno a ese fenómeno de fe que hace que millones de personas cada año decidan emprender la peregrinación.

 

 De hecho, la peregrinaciones masivas por la Virgen de Guadalupe –que se extienden en todo el continente americano- son comparadas con aquellas que los musulmanes hacen a La Meca en Arabia Saudita o en la India donde millones acuden a bañarse en el río Ganges, considerado como una afluente sagrada para lavar sus pecados. Peregrinación masiva y peregrinación ‘hormiga’ pues acuden cientos de miles al Cerro de Tepeyac pero también de pocos en pocos a los santuarios marianos distribuidos en todo el país. No hay una sola comunidad que no tenga una capilla dedicada a María de Guadalupe y que se quede sin festejo estos días.

 

 Millones de personas acuden hasta ahí para lavar pecados, pedir indulgencias, solicitar protección, clamar por un milagro o agradecer un prodigio hecho. 

 

Es un país que se mueve por una mujer, reiteraba el investigador.  Lo malo es, como ya se dijo, los peligros a los que están expuestos los peregrinos. El fin de semana hubo dos accidentes: uno en la Curva de los Pocitos entre Ayahualulco y Alpatláhuac donde un camión con feligreses se volcó y 16 de ellos resultaron lesionados  y otro sobre la autopista Acatzingo-Puebla donde un peregrino de origen veracruzano perdió la vida al ser embestido por un vehículo.

 

 Riesgo mortal también es la violencia criminal que asola a todo el país y en Veracruz especialmente. Vaya, hay caso tan extremos donde los delincuentes interceptan a los peregrinos para asaltarlos. 

 

Estos individuos ya ni el culto respetan y es consecuencia de la inacción de las autoridades. De ahí que entre los milagros más solicitados a la Morena del Tepeyac es que apacigüe el país, castigue a los delincuentes y también a los funcionarios corruptos que se coluden con el crimen organizado. Hay que prenderle veladoras a La Guadalupana para que así sea. En Veracruz se pide a gritos ese milagro.

 

LA PAREJA DE LA GUERRA

 

Ernesto Cordero, ex secretario de Hacienda  en el sexenio de Felipe Calderón, ese mismo que se burló de los mexicanos a decirles que no tenían que quejarse pues con 6 mil pesos les alcanzaba para los alimentos, las colegiaturas y hasta para tener un coche. Para el insensible funcionario foxista millones de mexicanos alcanzaban esa felicidad con dicha cantidad mientras que ellos, unos pocos, se embolsaban miles de millones de pesos del erario.

 

 Vaya, y el señor Cordero no se amarra la lengua pese a que agravia a todos los mexicanos pues ayer dijo que el expresidente Calderón y su esposa Margarita Zavala son de los principales activos que tiene México, que son personas queridas y se han comportado de manera honesta. ¿Es para reír o enojarse?. La pareja presidencial Calderón-Zavala no solo se enriqueció y enriqueció a sus cómplices con el presupuesto público sino que  metió al país a una guerra absurda contra la delincuencia organizada que lleva más de 100 mil muertos y 30 mil desaparecidos.

 

 Unas 300 mil personas han tenido que huir de sus comunidades perseguidas por la ola delictiva y miles de hogares están de luto o en la incertidumbre gracias a Felipe Calderón. Durante su gestión como “primera dama” y presidenta del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) , Margarita Zavala, nunca hizo nada a favor de las madres que buscaban a sus desaparecidos ni que lloraban la pérdida de sus seres queridos. Avaló silenciosamente la política mortífera del marido y ahora la proyectan como una “mujer con trabajo propio”.

 

 Vaya, hasta quiere ser presidenta de México y buscará la candidatura en el 2018 llevando a su esposo como asesor de campaña.  ¿Acaso planeará robarse los comicios otra vez como lo hizo en el 2006?.  Vaya que la “pareja de la guerra” no tiene temor a Dios.

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