Tomatlán.- La panadería mexicana es un arte mestizo y por ende conventual, toda vez que muchas de las recetas de renombre fueron creadas dentro de los hogares de las numerosas órdenes religiosas que se establecieron en tierra azteca.
Con más de 55 años, la panificadora Prado es más que una tradición en el municipio de Tomatlán, es la escuela de varios panaderos de la zona y el templo las recetas originales de la panadería mexicana, fundada por Juan Alejandro Prado Fitta (+) en 1960 y administrada desde hace 22 años por su hijo Isaías Prado, sus productos se han colocado como uno de los favoritos no sólo de la población del municipio, pues incluso el pan elaborado en ese lugar ha viajado al extranjero.
Los empleados de la panadería coinciden en que este negocio es la competencia directa del pan de Cosco, aún cuando se encuentra en el centro de la cabecera municipal muchos viajan de otros estados y municipios a Tomatlán sólo por el pan.
En esta ocasión, Miguel Ángel, Eduardo y Felipe Contreras Llanos, así como Miguel Ángel Pérez, empleados de la panificadora, explicaron a EL BUEN TONO todo sobre el proceso de los panes y descubrimos qué es lo que los hace inigualables.
Cerca de 50 diferentes tipo de panes se elaboran al día se llegan a hacer entre 2 mil 500 y 3 mil piezas, las más consumidas son los alfonsos y las gallinas que entre semana comienzan a preparar desde las 05:00 horas.
El olor de la canela, la vainilla, la mantequilla y la masa, por las mañanas invade la avenida 1 y calle 3 donde se ubica el negocio y desde su fachada se puede distinguir lo tradicional del establecimiento.
Al inició, el fundador sólo vendía el producto del pueblo (bolillos, conchas, pambazos, etc) cuando Isaías asume la responsabilidad introduce la repostería y panadería fina, para la elaboración de todos los panes se utilizan tres tipos de preparaciones de masas, la de sal, migajon y la fina, dependiendo el tipo de pan se le pueden agregar algún otro ingrediente que lo hará más especial.
Tras haber preparado la masa, dejarla reposar y formado los panes, algunos tipos, como los alfonsos son introducidos por casi cinco horas al “callejón” (pasillo junto al horno que se mantiene caliente cuando está encendido) el cual permite que se esponjen, posteriormente se meten al horno.
Quizás uno de los secretos de la exquisitez de la panadería Prado, es que todos son elaborados en hornos de tabique (una especie de iglú de dos metros de ancho por tres de fondo.
Los pambazos y algunas otras piezas son puestas directamente sobre el piso del horno, el cual le da un sabor especial,
una de las curiosidades en la elaboración de este producto es que todavía los hacen con una especie de punta que según la historia representa al Pico de Orizaba, en aquel 1864 cuando Maximiliano y Carlota de Habsburgo llegaron a México, su cocinero francés presentó un pan original que hacia alusión al Citlaltépetl con una punta y espolvoreado de harina representando la nieve, aunque en la mayoría de las panaderías ya no se realiza de esta forma.
El pambazo es introducido al horno por cerca de dos minutos, mientras que algunos otros panes pasan de 8 a 15, a decir de los panaderos uno de los panes más fáciles de elaborar son las canillas un pan tostado, aunque para su preparación se requieren de dos días.
Los peines, las novias, los mordiscos, los conejos, las chamberinas son algunos de los nombres de lo tipos de panes que elaboran, pero además de estos también se realizan panqués, galletas de todo tipo de sabores de frutas y semillas, así como los pays.
Para los hermanos Contreras Llanos que han trabajado por más de 10 años en la panificadora Prado, dicen que lo que hace especial a todos los productos de ahí son los ingredientes.
Los fines de semana llegan a trabajar desde las 03:00 hasta las 18:00 horas, en Todos Santos y Día de Reyes elaboran pan al doble.