La mañana de ayer Francia comenzó a bombardear un segundo país del Medio Oriente en respuesta a los atentados terroristas que ocasionaron la muerte a 130 personas aquel fatídico viernes 13 de noviembre. Cuatro aviones de caza Rafale, el modelo orgullo de la industria aero-bélica francesa, despegaron del portaaviones Charles de Gaulle para golpear las ciudades de Ramadi y Mosul en Irak, país considerado como el segundo bastión del Estado Islámico.
Desde el domingo, el porta-aviones Charles de Gaulle se instaló en el Mediterráneo Oriental con 26 máquinas mortales sobre su plataforma: 18 aviones Rafale y ocho Super-Etendard que se sumaron a otras 12 aeronaves–seis Rafale y seis Mirage 2000- ubicados en bases de los Emiratos Arabes Unidos y Jordania. La noche del 15 de noviembre, dos días después de los ataques en París, la Armada francesa comenzó a bombardear varias regiones de Siria, especialmente la ciudad de Raqqa identificada como uno de los centros de entrenamiento del Daesh para cometer atentados en el exterior.
Ahora, los objetivos fueron Mosul y Ramadi en Irak donde se localiza la “capital política” del Estado Islámico. “Le provocaremos el mayor de los daños posibles a ese ejercito de terroristas y vamos a intensificar los golpes”, prometió el presidente francés Francois Hollande en el transcurso de la mañana cuando recibió en el Eliseo –el Palacio Nacional- al primer ministro británico, David Cameron. El galo Hollande, quien pasó de jefe de Estado a jefe de Guerra y mantiene una intensa actividad diplomática para unificar a potencias de Europa así como Estados Unidos, China y Rusia en una coalición contra el Daesh.
Por su lado, Cameron manifestó el respaldo para formar dicha coalición de fuerzas militares multinacionales contra el grupo terrorista y prometió maniobrar para que el Congreso de su país autorice que las fuerzas inglesas se sumen al mismo. Fue promesa, no compromiso pues hay que recordar que en agosto del 2013 los legisladores ingleses ya rechazaron una petición de Cameron para mandar militares contra Siria por lo que Gran Bretaña tuvo que retirarse de la coalición convocada en ese entonces por Estados Unidos.
Tras la reunión de trabajo, ambos líderes Hollande y Cameron, acudieron al teatro Bataclan para depositar ofrendas florales en honor a las 89 víctimas que perecieron en dicho lugar. Dentro de esa “diplomacia de guerra” que ejerce el mandatario galo en los próximos días también se reunirá con el presidente norteamericano Barack Obama en Washington, el ruso Vladimir Putin en Moscú, la canciller alemana, Ángela Merkel quien vendrá a París y con el presidente de China, Xi Jinping, en Beijing.
La intención es preparar una guerra prolongada sobre los territorios de Siria e Irak a los que les esperan largos días, semanas y quizás meses de bombardeos intensos con el fin de diezmar el poderío del Daesh sin importar las miles de “victimas colaterales” que provoquen las bombas de los aliados contra el terrorismo. Empero, todo eso de nada servirá si no se corta la vena que lo alimenta, afirma el escritor argelino Kamel Daoud, en un artículo difundido por el diario estadounidense The New York Times que ha causado furor en las redes sociales.
“Hay dos Daesh, uno negro y uno blanco. El primero decapita, mata, lapida, corta las manos, destruye el patrimonio de la humanidad, y detesta la arqueológía, a la mujer y al extranjero no musulmán. El segundo está mejor vestido y más limpio pero hace la misma cosa. Ellos son el Estado Islámico y Arabia Saudita y en su lucha contra el terrorismo el occidente lleva la guerra contra uno, el Daesh negro, pero estrecha la mano del otro, el Daesh blanco”, afirma el intelectual.
Acusa a la monarquía de Arabia Saudita de tener un clero que da legitimidad, expande y defiende el Wahabismo, la doctrina más radical del Islam que alimenta el fanatismo que practica el Estado Islámico. Si no se detiene a Arabia Saudita, alerta Daoud en su artículo, occidente perderá la guerra aun cuando gane las batallas. “Podrán matar a los yihadistas pero ellos renacerán en las próximas generaciones porque se alimentarán de la misma fuente”, el apoyo ideológico y el financiamiento del
reino saudita.
El cinturón del miedo
Por otro lado, ayer lunes fue localizado en una bolsa de basura sobre la calle Chopin en Montrouge, al sur de parís, lo que aparentemente es un cinturón de explosivos similar a los que usaron los autores del atentado en París. Eso provocó una fuerte movilización policiaca y militar en la zona donde una vivienda y una residencia de estudiantes fueron cateadas para localizar posibles indicios de que hubieran sido utilizadas como “casas de seguridad” por parte de los terroristas.
De cuerdo a las pesquisas judiciales, Salah Abdeslam, uno de los atacantes que sigue prófugo, habría estado en la comuna de Chantillon, cerca de Montrouge la tarde antes de que se cometieran los atentados y esa ubicación se logró por el seguimiento de la señal del teléfono celular utilizado por el yihadista. Por lo tanto se presume que tal vez Abdeslam se deshizo de ese “cinturón explosivo” metiéndolo a un bolsa de basura misma que fue recogida por el servicio de limpia pública, que alertó del suceso. Hasta anoche dicho artefacto era analizado por los peritos forenses para determinar si se trata un dispositivo similar a los utilizados por
los kamikazes del 13 de noviembre.
Mientras tanto en Bélgica sigue la “alerta máxima” por el riesgo de atentados y se informó que fue detenido un hombre presuntamente relacionado con los terroristas que actuaron en París. Las autoridades creen que éste podría dar pistas de Salah Abdeslam, quien después de Abdelhamid Abaaoud, fallecido en el operativo policiaco de Saint-Denis, el pasado 19 de noviembre, pasó a ser el hombre más buscado en todo Europa.
Finalmente este lunes comenzaron las exequias de los ciudadanos franceses fallecidos en los atentados del viernes 13 de noviembre y estas se realizaron en 29 comunas francesas de donde eran originarios. A su vez, los restos de los extranjeros fueron enviados a sus países con apoyo de los consulados y embajadas, tal es el caso de la veracruzana Michelli Gil Jaimez cuyas cenizas fueron sepultadas el domingo pasado en su natal Tuxpan, al norte de la entidad. Gil Jaimez de 29 años de edad pereció en el bar La Belle Equipe, uno de los sitios atacados por los terroristas.
La tuxpeña tenía el perfil de la mayoría de las víctimas, según se ha delimitado en base a la información sobres las mismas: joven, profesionista, amante de la música o las artes, bohemio y que en ese fatal momento estaba haciendo lo que hacen miles de parisinos en un viernes por la noche: estar inmersos en la vida nocturna parisina –ya sea trabajando o de ocio-, de ese “savoir-vivre” que fue el blanco de los fanáticos.