La noticia política en Veracruz fue el quinto informe del gobernante en turno, Javier Duarte de Ochoa, realizado ayer en Xalapa. Por la mañana, el mandatario estatal cumplió con el protocolo de acudir al Congreso local para entregar el compendio informativo de la gestión gubernamental durante
el año número cinco. Lo hizo en medio de un férreo dispositivo de seguridad que abarcó varias cuadras de la sede parlamentaria, misma que fue aislada para evitar que se dieran actos de protesta y las medidas de vigilancia fueron tan extremas que ni siquiera los acarreados para gritar porras pudieron acercarse.
Los diputados de oposición cumplieron la advertencia de no acudir como acto de rechazo a lo que se informaría. Al acto protocolario sólo asistieron tres legisladores ajenos al Partido Revolucionario Institucional (PRI), la panista Ana Ledezma, secretaria de la mesa directiva, Cuauhtémoc Pola del Movimiento Ciudadano (PMC) y Francisco Garrido del fidelista Alternativa Veracruzana (AVE). Ante ellos y el resto de diputados priistas, Duarte de Ochoa dirigió un mensaje breve que repitió ante la encerrona realizada en el Velódromo de Xalapa y cuyo eje fue la unidad y el diálogo.
Pidió a todas las fuerzas políticas sumarse al trabajo cotidiano, unidos y no quedar atrapados en las diferencias. “Vivimos en una etapa de pluralidad consolidada y en Veracruz no hay cabida para la fragmentación porque es justamente ahí donde se escapan y dispersan todas las oportunidades de desarrollo”, afirmó.
Obviamente, el llamado a la cohesión y al diálogo no iba dirigido a los integrantes del Congreso local ni a sus colaboradores en el gabinete ni al resto de fuerzas políticas en el estado ni mucho menos a los veracruzanos en general. No, el discurso fue dirigido a su partido, el PRI, hoy tambaleante y en vías de la fractura interna y en especial a los senadores José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, ausentes del mismo pero erigidos en sus críticos y que amagan con llamar a la disidencia e incluso a la fractura interna en vísperas de elegir al candidato a la gubernatura para el 2016.
Así, el mensaje central que el gobernante en turno emitió fue partidista no gubernamental. Se trató de un llamado a los priistas –a sus detractores principalmente- a cohesionarse. También fue un llamado cargado con una buena dosis de desesperación y obligado por las circunstancias desfavorables en el dominio electoral. Y sobre todo porque lo hizo –en la segunda ocasión, ya en la reunión celebrada en el Velódromo de Xalapa- ante dos personajes que obviamente reportaran el mismo al altiplano, el secretario de Educación, Aurelio Nuño, representante del presidente Enrique Peña Nieto; el secretario técnico del Consejo Político del PRI, Joaquín Hendricks Díaz, también ex gobernador de Quintana Roo.
Frente a ellos y a otros invitados especiales entre los que se encontraban sus homólogos de Chiapas, Puebla, Quintana Roo y Yucatán, Duarte de Ochoa llamó a poner “ un alto a la indiferencia y a quienes apuestan sólo a los tropiezos y festejan las carencias de la sociedad, a quienes su única oferta es la fragmentación o el retroceso, esos radicalismos son los que llevan a acciones de violencia y encono. Debemos seguir adelante a partir de las coincidencias y no quedar atrapados en las diferencias”, dijo y remarcó, a guisa de queja: “la gente no quiere enfrentamientos, divisiones, rencores y personalismos”.
Y machacó: “La gente rechaza las descalificaciones, las críticas que nada aportan y mucho polarizan, las que ponen en riesgo la concordia, pues sólo ofrece la venganza y la desintegración social, vengan de quienes vengan”, al tiempo que terminó insistiendo en la convocatoria a “la unidad fincada en el diálogo”. No fue gratuita ni la petición de unidad ni la convocatoria a los Yunes priistas para volver al redil. Los llamó a dialogar que en la jerga política es negociar, repartirse posiciones o botines, y en su caso, pactar complicidades o impunidad. Entonces, el discurso fue partidista más que un mensaje a los gobernados y eso muestra el nivel de tensión que hay en el priismo local.
Lo anterior sin dejar de remarcar que en el mismo evento el gobernante en turno trató de mandar un mensaje diferente al del discurso para los senadores Yunes Zorrilla y Yunes Landa porque se hizo acompañar por dos de los prospectos de la fidelidad para la candidatura del 2016, los diputados Erick Lagos Hernández y Alberto Silva Ramos, éste último también dirigente estatal del tricolor. Lo hizo a sabiendas que la decisión no se tomará en Veracruz sino en Los Pinos y que él mismo no tendrá margen de maniobra para opinar sobre la misma.
Por lo tanto, ese mensaje paralelo fue endeble aunque no deja de tener su impacto en la rebatinga local. Fue endeble porque lo que dominó el evento fue la ausencia de los dos precandidatos más posicionados, José y Héctor Yunes y endeble porque se pretende sembrar en la opinión pública la falsa idea de que el titular de la SEP, Aurelio Núñez es el padrino de Silva Ramos o que en algún momento abogaría por Lagos Hernández. La realidad es que ni Silva ni Lagos tienen posibilidades reales de un triunfo electoral aun cuando llegaran a la candidatura del tricolor.
Sin embargo, en el rejuego político todos hacen su lucha y Duarte de Ochoa defiende la continuidad de la corriente que representa: la fidelidad, y ni Yunes Landa ni Yunes Zorrilla encajan en el proyecto transexenal que diseñó su impresentable antecesor para perpetuarse en el poder.
Por cierto, es la primera vez en la historia reciente de Veracruz que los senadores en funciones desaíran un informe del gobernante estatal y rechazan sumarse al besamanos del llamado “Día del Gobernador”. Son tiempos cambiantes, pues.
UV, NEGOCIACION FORZADA
Caso aparte pero no menos importante para el análisis fue la negociación obligada que el Gobierno estatal tuvo con la rectoría de la Universidad Veracruzana (UV) tras el pleito verbal la semana pasada por los adeudos que la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) tiene con la casa de estudios y que superan los 2 mil millones de pesos. Hay que recordar que la rectora, Sara Ladrón de Guevara se reunió con senadores de la República para solicitar un exhortó al Gobierno de Duarte de Ochoa para cubrir los pendientes y que éste contestó a través del director del IPE cobrándole a la UV supuestos pagos atrasados de cuotas –una mentira pues es el mismo Gobierno estatal el que retiene esas cuotas- .
El viernes hubo una reunión casi secreta entre la señora Ladrón de Guevara y el mandatario estatal en la cual Duarte de Ochoa se comprometió –una vez más, porque van tres veces que lo hace- a pagar los adeudos y “exoneró” a la UV de los pendientes con el IPE. Hay que decirlo, fue una medida obligada pero inteligente que le redituó utilidad al gobernante pues evitó muchos contratiempos mediáticos que se le venían encima.
Para empezar con eso impidió que miles de estudiantes y catedráticos salieran a partir del lunes a las calles para reclamar el pago de participaciones y así no profundizó el frente de guerra con los universitarios. Le sirvió también porque en el discurso emitido por su quinto informe de labores incluyó ese acuerdo entre los ‘logros’ informados y le redituó porque la misma rectora Sara Ladrón de Guevara no acudiría al evento oficial y entonces sería una tercera ausencia –aunada a la de los senadores Yunes- que atizaría el morbo político del momento. Al contrario, a la rectora se le prometió la paga y ahí estuvo presente en el besamanos.
DESAPARECIDOS-APARECIDOS
Y en esas paradojas que tiene la vida, o mejor dicho la política. Las personas desaparecidas por el crimen organizado –y por las policías estatales y municipales, según los testimonios de familiares- se aparecieron en el evento del gobernador Javier Duarte, y le apestaron los logros que presumía ante el público. Lo hicieron a través de familiares que lograron ‘colarse’ a la sede del informe donde sacaron cartulinas y mantas con las fotografías de sus seres queridos que buscan afanosamente.
Ante la manifestación, personal de ayundantía quiso arrebatarles las cartulinas y mantas generando que la atención se centrará en el acto de protesta. Pero más allá de la anécdota, la manifestación era algo esperado ya que por más vigilancia y filtros que coloquen, la realidad siempre va a golpear en la cara. Si no eran los desaparecidos habrían sido otros que han sido víctimas de la indiferencia y la desidia oficial. La protesta ciudadana y el reclamo popular siembre va a encontrar formas de manifestarse en los lugares necesarios.
Por cierto, entre algunas preguntas que lograron hacer los reporteros al gobernante Javier Duarte en el Congreso local, hubo una que caló hondo tanto por el contenido como por la respuesta. Lo cuestionaron si iba a quitar de sus cargos a Arturo Bermúdez Zurita, como secretario de Seguridad Pública, y Gabriel Deantes como titular de la Secretaría del Trabajo. Sobre el primero pesan señalamientos de ineficacia en el combate a la criminalidad y hasta de colusión con la delincuencia, y al segundo se le atribuyen actos de corrupción extrema y enriquecimiento inexplicable.
¿Qué respondió Duarte de Ochoa?
“Esa pregunta no la voy a contestar”, guardó silencio y dio por concluida la conferencia. En política hay una premisa acertada que dice: los silencios también se leen y se deben interpretar. No hay más que agregar, ni se va el corrupto que hizo fortuna con el dinero público ni se va el señalado de aliarse con los que debe combatir.