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Hombre y Ballet: Arte con pasión

Superiberia

En el ballet generalmente es la mujer quien desempeña el papel principal y luce ante un escenario, sin embargo, el varón representa la parte más fuerte de este arte, pues es quien constituye el pilar del equilibrio y la perfección del baile.

 

Perfección que Iván Freeman Murguía, bailarín orizabeño, buscó a partir de los 18 años en una profesión difícil para su género.

 

En una etapa donde la inquietud de los jóvenes se despierta para tomar decisiones que marcarán sus vidas, este es el momento en el que un joven se debate entre seguir lo establecido por la sociedad ó alcanzar su verdadera pasión. Confrontando a sus amigos y el deseo de su padre de convertirse en ingeniero, Iván partió hacia Nuevo León el 9 de agosto de 2001 con la aprobación de sus padres. Llegar a Monterrey y no conocer a nadie, saber que las capacidades y el aspecto físico no están tan desarrollados como los demás, hacen que se genere una inseguridad y al decir que eres bailarín comienzan los prejuicios y las tachaduras sociales. “En el ballet luchar contra esos patrones y tratar de cambiar esa ideología es lo más difícil, sobre todo en una sociedad como la mexicana”, señaló el propietario de la academia Freeman Dance Training.

 

Para el también solista del Ballet de Monterrey, los hombres mexicanos comienzan el estudio del ballet a edad avanzada, pues resulta un poco más fácil comprender y manejar todo lo que conlleva esta carrera. Cuando se es niño no se está del todo consciente, pero conforme uno va creciendo este tipo de disciplina va metiéndose cada vez más en la vida y puede resultar difícil, pues se afrontan problemas a temprana edad.

 

Este fue el caso de Daymel Sánchez Cruz, quien comenzó su carrera a la edad de 7 años en La Habana, Cuba, teniendo que soportar burlas y el rechazo de sus compañeros.

 

En el ámbito del ballet son pocos los que logran romper con las barreras sociales, físicas, económicas, emocionales y psicológicas: la mayoría de los estudiantes que comienzan a una edad temprana, abandonan la carrera, pues las tachaduras y la exigencia se convierten en una carga más que una pasión. Entre la batalla por la aprobación social, se forja un carácter, dijo Sánchez Cruz, primer bailarín del Ballet de Monterrey y solista del Miami City Ballet, quien considera que en la vida te caes para aprender a levantarte y esta carrera te enseña a eso. “El único remedio para vivir con esa ideología de la sociedad es aprender, hacerlo parte de tu vida, bailar, entregarse y sentirse bien consigo mismo”, dijo. Los dos bailarines coincidieron en que México es una sociedad donde sobresalir es difícil, pues la cultura aún no está desarrollada, no existe la motivación.

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