BRUSELAS.- El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, urgió a los países de la Unión Europea a repartirse 120 mil refugiados que se encuentran actualmente en Hungría, Grecia e Italia, además de los 40 mil ya acordados en mayo.
“Eso debe ser hecho de manera obligatoria. Espero que esta vez todos participen”, aseveró Juncker durante su primer discurso sobre el estado de la Unión, ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia.
El mensaje fue dirigido a los ministros del Interior de los Veintiocho, que abordarán la crisis migratoria el próximo 14 de septiembre.
Juncker pidió que ningún país haga distinciones religiosas o culturales entre los refugiados que se disponga a acoger, en alusión a las posiciones de Polonia, Eslovaquia, Hungría y Chipre, que ya expresaron su rechazo en aceptar musulmanes.
“Casi todos los europeos hemos sido alguna vez migrantes”, recordó el líder del Ejecutivo, mencionando a los revolucionarios húngaros, los republicanos españoles, los judíos huídos del régimen nazi y los 20 millones de polacos que viven actualmente fuera de Polonia.
“¿Nos hemos olvidado que, tras la Segunda Guerra Mundial, 60 millones de personas eran refugiadas en Europa? Nosotros, europeos, deberíamos saber y jamás olvidar por qué es tan importante acoger a los refugiados y respetar ese derecho fundamental al asilo”, puntualizó.
“Europa hoy representa un lugar seguro. Tenemos los medios para ayudar, (aunque) no podemos acoger toda la miseria del mundo”, añadió Juncker al llamar a los europeos a mirar los hechos con ‘perspectiva’.
En ese sentido, anotó que los cerca de 500 mil refugiados llegados a la Unión Europea en lo que va del año representan 0.11 por ciento de la población europea, mientras Líbano, vecino a Siria, acoge un equivalente a 25 por ciento de su población.
Y eso que en un país donde las personas son cinco veces menos ricas que en la UE”, observó.
En contrapartida al reparto de candidatos al asilo, Juncker prometió presentar hoy mismo una lista de países considerados seguros, cuyos migrantes no tendrán derecho al asilo y, por lo tanto, podrán ser deportados de la UE.
También abogó por cambiar profundamente todo el sistema de asilo comunitario, de manera a autorizar los refugiados a trabajar en el país que les acoge y crear vías legales para que puedan llegar a Europa.
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