México.- La televisora estadounidense Telemundo obtuvo en exclusiva declaraciones de un testigo protegido de la Drug Enforcement Administration (DEA), quien aseguró que el narcotraficante sinaloense Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias El Chapo, fue ungido como líder del Cártel de Sinaloa a principios de la década de los noventa, al interior de una celda del Reclusorio Preventivo Varonil Sur de la Ciudad de México.
Allí se encontraban, presos, Juan José Esparragoza El Azul y Miguel Ángel Félix Gallardo, alias El Padrino.
El testigo protegido identificado sólo como J33 contó que fue Policía Judicial de Jalisco, y que en su momento fue asignado por sus superiores para escoltar a supuestos “funcionarios”, quienes en realidad eran los “grandes capos de la década de los ochenta”.
Con ellos fue encarcelado, por ello, atestiguó la unción de El Chapo Guzmán como capo de capos en una celda del Reclusorio Sur, en un acuerdo al que llegaron El Azul y Félix Gallardo, hasta entonces, los jefes de la organización criminal sinaloense.
J33 aseguró que antes del paso de la estafeta del Cártel de Sinaloa, fue Esparragoza el que preguntó a Félix Gallardo quién sería el sucesor de ambos al frente del grupo delictivo. Los compadres se pusieron entonces de acuerdo: sería El Chapo.
Telemundo también entrevistó a un agente retirado de la DEA, Héctor Berrellez, quien narró que el Gobierno de Estados Unidos ya “tenía en la mira” a Guzmán Loera desde el asesinato en México del agente encubierto Enrique S. Camarena Salazar, el 9 de febrero de 1985.
Berrellez asegura que El Chapo estuvo presente en el asesinato de Camarena, sin embargo, no dice si participó en su tortura y posterior ejecución. Por este hecho, el agente retirado fue quien reclutó a testigos protegidos para investigar la muerte de su compañero en la coporación anti drogas alias El Kiki.
Otro de los testigos que reclutó Berrellez es identificado simplemente como José. Él le dijo a Telemundo que su temor más grande es que los narcos alguna vez lo agarren vivo, porque lo mejor sería “una muerte rápida”.
Guzmán Loera se fugó hace un mes del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1 de El Altiplano, en el Estado de México.
Los dos testigos entrevistados por la televisora aseguran que si Guzmán Loera fuera recapturado y extradito a Estados Unidos, ellos estarían dispuestos a testificar en su contra.
“Todo esto lo hago por honor”, dijo J33. “Todo esto lo hemos cargado por más de 30 años y aún están ahí, los fantasmas, dando vueltas, exigiendo justicia”, narró.
Sin embargo, dice el corresponsal de la televisora, Rogelio Mora-Tagle, ambos testigos protegidos están convencidos de que de darse la captura del capo mexicano, éste nunca sería enviado a EU.