Orizaba.- Con la intención de obtener tres pesos por cada kilogramo de fierro que recojan, vecinos de las colonias cercanas al puente de Jalapilla arriesgan sus vidas y, amarrados con una frágil cuerda se adentran al río Orizaba para sacar la chatarra que quedó del accidente registrado la tarde del lunes en la autopista Veracruz-México.
Hombres, mujeres y niños por igual se exponen a una crecida del río, a las enfermedades, o a resbalar y ser arrastrados por la corriente, para juntar los pequeños bloques de acero y venderlos por kilo en las empresas chatarreras.
Víctor González sabe los riesgos que implica esa labor, sabe que es poco el dinero que podría ganar, pero también sabe que debe de buscar la forma de llevar alimentos a su vivienda, por cierto, asentada a orillas del río Orizaba.
A su cintura se amarra una cuerda delgada amarilla, la ata a un arbusto cercano, no muy estable, y se lanza al afluente, para comenzar a “pepenar” lo poco que queda del material vertido el lunes por el tráiler de la empresa Fimsa Transportes.
Como Víctor al menos una decena de personas, principalmente de las localidades de Boquerón y Jalapilla de Rafael Delgado, descienden a la ribera del río, en el kilómetro 272 de la autopista.
“Si junto un kilo me lo compran a tres pesos”, explica uno de los presentes y mientras narra la difícil situación económica que se vive en México al fondo se observa una cadena humana, uno sosteniendo al otro para seguir recogiendo la pedacería de metal.
Ya queda poco que recolectar; ayer por momentos crece el peligro, cuando la corriente es mayor, por lo que deciden terminar su jornada. Al final del día juntan varias cubetas, lo que supondría un beneficio monetario para ellos, aunque la ganancia fue que no les pasó nada, en especial a los pequeños que fueron expuestos.