Córdoba.- Ante el fuerte rumor de que Portilla -el alcahuete de Lavín- brinca como chapulín a la candidatura para diputado local por el distrito cordobés, representando al PRI; el que se quedaría con la responsabilidad de la presidencia municipal sería su suplente, el ingeniero Guillermo García Díaz, quien, si quiere emular al empresario Juan Manuel Diez, lo primero que debe hacer es despedir a toda la runfla de corruptos que Portilla alberga en el Ayuntamiento, empezando por el tesorero Martín Becerra, el cómplice que paga todas las anomalías y calla todas las corruptelas de Portilla; el director de Obras Públicas Luis Miguel Fuentes, quien ha hecho de las obras del Ayuntamiento su propio negocio y, que ha obtenido muchas ganancias gracias a la manera corrupta con que las maneja, desde el diezmo a las constructoras, hasta el inflar los presupuestos.
Otro que no puede faltar en la lista de los que se tienen que ir es Óscar Barquet Viñas, director de Tránsito municipal, quien no se conforma con las “mordidas” que sus agentes cobran y le hacen llegar a diario infringiendo la ley, ni con sus operativos donde se llena los bolsillos para ir de vacaciones al extranjero, sino que también, recientemente, se le ligó al crimen organizado, recibiendo $15 mil mensuales por echarle aguas a los delincuentes. Estos son algunos de los funcionarios, pero quizá los principales, que deben quedar fuera para que Córdoba empiece a prosperar.