La dirigencia estatal del PAN y la mayoría de su Consejo Político Estatal decidieron el pasado 22 de diciembre de 2012 tomar una decisión histórica: construir una coalición electoral con el PRD en Veracruz, si bien es una estrategia electoral que habían experimentado muchas entidades federativas, no en un estado deformado por el feuderalismo encabezado por el fidelato.
“Nobleza obliga” a reconocer la veta democrática que Acción Nacional no había experimentado desde la dirigencia de César Leal Angulo, a quien le gustaba contar la metáfora de los perritos panistas veracruzanos que estaban alrededor de la mesa del poder estatal, esta historia me la contó en Nueva York en el año 2008 cuando una delegación conjunta de Senadores y Diputados Federales, asistimos a un curso sobre “Seguridad Nacional en la ONU”, allí me narró su llegada a Veracruz, y el impulso que le dio a toda una generación de jóvenes panistas; por supuesto que aplicó el modelo norteño de hacer política del panismo, basta recordar la resistencia civil, la intransigencia democrática, y sobre todo las bases filosóficas y jurídicas para hacer política, anteponiendo la ética de la responsabilidad en el ejercicio y la práctica política, donde la palabra era un valor político per se.
Pero a toda esta aspiración que fue ganando terreno electoral, tan sólo al revisar los resultados electorales para la gubernatura en 1992, el PAN obtuvo 50 mil votos y el PRD 250 mil; y para 1998, el PAN obtuvo 500 mil y el PRD 350 mil, el veto a Ignacio Morales Lechuga significó para el PRD su debacle histórico (del cual aún no salen) y el resultado del PAN de esa elección se le debió al filósofo César Leal Angulo, quien fue víctima de su propio éxito, ya que fue destituido de la dirigencia estatal.
Si hacemos una retrospectiva de ese año, en el PRD perdieron la brújula de la ética política y por ende su potencial político-electoral; en el PAN se fueron abandonando paulatinamente los principios ante el crecimiento electoral; ya en el ejercicio del poder; de allí que frente a las derrotas electorales se crearon sendas comisiones nacionales que evaluaron los resultados electorales federales de 2009 y 2012, donde centran su análisis en el comportamiento o mejor dicho en el mimetismo de las prácticas priistas (duramente criticadas en el pasado inmediato), hacia el panismo, y quizá el mayor daño interno fue que se dejó de construir ciudadanía por construir clientelas electorales pretendiendo sustituir a un partido de cuadros por un partido de masas, gran error porque se negó la propia génesis del panismo: construir ciudadanía.
Empero, siempre hay espacio para rectificar; primero ante la derrota electoral nacional, vino la depuración del padrón interno y ahora en el plano local frente a una coalición con el PRD, lo que ahora necesita Acción Nacional es generosidad y nobleza por parte de sus militantes, ya que seguramente al no obtener la candidatura a algún puesto de elección popular por el PAN, seguramente antepondrán sus mezquinos intereses personales sobre el “bien común”, porque con la incomprensión de la democracia interna, ésta pretende ser sustituida por una “democracia de cuotas y turnos”, que van desde las personales, juveniles, o porque “ya le toca” a un determinado suspirante, todo esto bajo la creencia de que se quedó el modelo panista de cuando se estuvo en el poder que al imitar las prácticas priistas se pensó como algo “normal”, dejar la legalidad a un lado, perder la vocación cívica y por ende democrática para asumir acciones “pandilleriles” en las elecciones internas, en fin la militancia se fue confundiendo de partido, inclusive se olvidaron de la doctrina porque jamás han leído a su fundador Manuel Gómez Morín.
Por lo tanto, es merecido hacer un reconocimiento público al presidente estatal Enrique Cambranis Torres, porque se convenció y decidió a llevar a cabo esta imposible estrategia electoral con altas expectativas de triunfo, ahora el paso que sigue o la obligación es presentar a las y los mejores candidatos a puestos de elección popular y allí no importa si son mujeres, hombres, jóvenes, adultos mayores, indígenas, en fin, se tiene que adecuar la política a los aptos, a la experiencia y sobre todo al cuestionar lo central: ¿para qué quieren el poder?, porque la situación de Veracruz requiere a los mejores no a los que se confunden con la “democracia de turnos y cuotas”, eso se quedó en el pasado reciente y que por sus narrativas son inmunes a la razón.
Finalmente, las y los panistas nos tenemos que volver dignos de la democracia para reconstruir la confianza ciudadana, ya empezamos a presentar la mejor estrategia que es la coalición electoral con el PRD, posteriormente la sólida plataforma electoral, ahora toca seleccionar a las y los mejores candidatos con carácter porque nos enfrentaremos a la estrategia de miedo del PRI ante su debilidad estructural y por supuesto, no debe haber espacios para la mediocridad que tanto daño le ha hecho a la vida pública de México y Veracruz.