Orizaba.- La actual crisis económica obligó a los propietarios de edificios antiguos del primer cuadro de la ciudad, tener que acondicionarlos como establecimientos comerciales formales.
Los inmuebles del Centro Histórico, generalmente se construyeron entre los años 1881 y 1890, bajo influencia francesa, desafortunadamente y a pesar del valor que representan para los orizabeños, se abrieron al público en forma de tiendas departamentales, cafés y restaurantes, entre otros.
Es la autoridad municipal quien exige el cumplimiento de ciertas disposiciones o recomendaciones que hace el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con el objetivo de preservar las propiedades que por años han sobrevivido a las inclemencias del clima, sismos y otros fenómenos naturales.
Durante un recorrido por las principales calles de la ciudad, se observó que comercios grandes y pequeños, son los que se encuentran en edificios famosos, como el Palacio de Hierro, Labardini y El Conejo, por mencionar algunos que son de suma relevancia en la región.
Exigen cuidar
edificios viejos
Al respecto, el director de Desarrollo Económico, Raymundo Reynoso Limón, manifestó que a través del INAH se emiten recomendaciones estrictas para que los responsables de negocios, mantengan las fachadas en buen estado y con los colores reglamentarios.
En cuanto al interior, mencionó que se les pide colocar falsos muros para que ahí puedan exhibir lo que requieran ofrecer al público en general.
Dijo que en la ciudad existen casonas que se pudieron conservar, con lo que ahora casi se consigue la denominación de Pueblo Mágico.
También reconoció la responsabilidad de los dueños que pintan adecuadamente los edificios, incluso, conservan la herrería original, todo esto adaptado a los requerimientos que se les solicitan para mantenerlos tal cual fueron construidos.
“La mayoría de los dueños hacen esfuerzo para el mantenimiento, el edificio Labardini, por ejemplo, se encuentra tal cual fue creado en 1890, es igualito y lo podemos presumir”, destacó.
Los inmuebles son funcionales, y se espera continúen siéndolo, porque resultan de beneficio para la ciudad y sobre todo para el comercio.
“Deben cumplir con el esquema que establece Obras Públicas, pues de no hacerlo podría el interesado ser motivo de una sanción, lo que nadie desea que ocurra”, manifestó el funcionario.