Orizaba.- Los transportistas y empresarios de la zona Centro quieren una ciudad de primer mundo, a costa del sufrimiento de personas con capacidades diferentes y enfermos.
Sin meditar sus acciones, y a pesar de tener un objetivo, es lamentable no prever las circunstancias negativas a las que exponen a ciudadanos.
Laceran a la sociedad con el fin de lograr sus objetivos y concretar sus intereses particulares, pero a los habitantes los ignoran y pasan por alto sus derechos.
Triste fue la situación a la que muchos, durante la mañana y el mediodía de ayer, se enfrentaron, tras el paro de labores de los transportistas que buscan soluciones a sus problemas.
“La ciudad parece paralizada”, se escuchaba decir a los ciudadanos, quienes buscaban urgentemente un medio de transporte que los pudiera llevar a sus lugares de trabajo, de estudio u hogares.
Nadie pensó en las personas que, además de tener una capacidad diferente, carecen de dinero para hacer uso de un taxi; muestra de ello fue un hombre que con trabajos transitaba a rastras en una de las aceras de la calle Real, para aproximarse a un taxi.
En diversas avenidas de la ciudad y en la autopista, los enfermos no pudieron transitar a bordo de las ambulancias a causa de alguna minoría que enfrenta problemas laborales y que con los bloqueos de ayer detuvieron el andar de miles de habitantes de la zona Centro.
Las calles principales estuvieron abarrotadas, las paradas de autobús aglomeradas de personas que aguardaban desesperados una opción para trasladarse, mientras que algunos otros debieron caminar en muletas o sobre sus sillas de ruedas por las calles, ya que carecían de dinero para alquilar un taxi, quienes además incrementaron sus tarifas.
Los orizabeños observaron la forma en cómo algunas personas con capacidades diferentes debían trasladarse y condenaron la forma en cómo se realizan acciones en esta región por la lucha de las rutas del transporte.