Fortín.- Durante 20 aÒos, m·s de 10 mil cad·veres de personas asesinadas, accidentadas y suicidadas han sido atendidas por el perito mÈdico forense y tambiÈn paramÈdico JosÈ S·nchez Flores, quien ha trabajado de dÌa y de noche, en municipios de la zona centro.
Se trata de un trabajo poco com˙n, levantar muertos, pero para el que hay que tener la disposiciÛn y la fuerza para resistir los embates, que decenas de auxiliares no han aguantado, ya que renuncian a los pocos dÌas de emprender el oficio.
Durante las dos dÈcadas de servicio, JosÈ ha visto miles de muertos, la mayorÌa por accidentes automovilÌsticos o laborales, otros por homicidios, suicidios, donde gran n˙mero de vÌctimas son menores de edad, y en los ˙ltimos aÒos ha recogido cuerpos de ejecutados, lo mismo en carreteras, caÒales, terrenos baldÌos o en el ìcementerio clandestinoî: las aguas del RÌo Blanco.
Acude a domicilios, carreteras, pozos, aljibes, rÌos o las vÌas del tren, donde los cuerpos han aparecido en estado de descomposiciÛn y algunos despedazados por las aves de rapiÒa o mutilados.
JosÈ ha formado parte de los cuerpos de rescate en accidentes mayores, como la caÌda de alg˙n autob˙s a un barranco y el incendio de otras unidades en municipios como Villa Isla, tr·gicos en el sur de la entidad y tambiÈn ha estado en otros estados.
ìA la muerte no le tenemos miedo, le tenemos respetoî, dice.
A sus 34 aÒos, JosÈ S·nchez Flores es licenciado en enfermerÌa y perito mÈdico forense. Trabaja en el Instituto Mexicano del Seguro Social, tambiÈn en el anfiteatro de una funeraria de FortÌn y Paso del Macho, donde recoge cad·veres de gente que pierde la vida tr·gicamente.
ìTengo 34 aÒos y m·s de 20 trabajando en esto, donde laboro de dÌa y de noche, a cualquier hora, asÌ sea dÌa festivo, ahÌ tengo que estar, para ayudar a levantar los cuerposî, dice el joven que por igual atiende a un anciano, un adulto, un joven, pero se pone entre la espada y la espada al tocar la delicada piel de un bebÈ.
ìMi peor experiencia fue hace algunos aÒos, cuando atendÌ a una joven que habÌa sido acribillada a balazos, pero tambiÈn apuÒalada y quemada hasta calcinarse, fue partida a la mitad, en la zona de Monte Blanco, e incluso cuando lleguÈ al lugar a˙n brincaban los nervios del cuerpo ya sin vidaî, recuerda sin gestos.
ColaborÛ en el rescate de muertos y heridos de un autob˙s que cayÛ a un barranco en el aÒo 2010, en la barranca de San Miguel, y en un autob˙s que se incendiÛ en Ciudad Isla, donde 34 personas se calcinaron.
ìMe acuerdo que el primer muertito que atendÌ fue un chamaco que se ahorcÛ adentro de su casa, en el aÒo 1999î, afirma mientras se acomoda sus guantes de l·tex, de los que constantemente utiliza a la hora de manipular los cuerpos.
Este trabajo, dice JosÈ, ìes muy pesado, durante mi carrera me he encontrado con m·s de 50 ayudantes, pero todos se van a los pocos dÌas ya que no aguantan porque dicen que este trabajo es muy pesado y porque les espantan los muertos, seg˙n ellos. Solamente 3 personas hemos laborado durante 20 aÒos en esta funeraria de FortÌn y Paso del Macho, y aquÌ hemos aguantado, ya nos acostumbramos a trabajar con los cuerposî, seÒala.
JosÈ ha estado en Cruz Roja y Cruz ¡mbar, igual prestÛ sus servicios en la desaparecida direcciÛn de ProtecciÛn Civil de FortÌn, donde atendÌa lesionados y algunas veces se topÛ con fallecimientos.
En los ˙ltimos aÒos ha recibido cursos de embalsamador y perito criminalista para la actualizaciÛn, debido a que es necesario estar al dÌa en las tareas de atenciÛn de heridos, rescate de personas y de abanderamientos, acordonamientos de la escena del crimen, y recuperaciÛn de cad·veres.
La muerte, dice JosÈ S·nchez, ìes un acto donde la persona muere inesperadamente y nosotros somos los encargados de buscar a su familia, recoger el cuerpo y entregarlo para que le den cristiana sepultura. Seg˙n nuestros amigos, nosotros somos los elegidos, todos aquellos que trabajamos con cad·veres, y es considerado un trabajo muy duro. A la muerte no se le tiene miedo, sino m·s bien respetoî.
Recuerda, ìhe levantado miles de muertos, y cuando est·n en calidad de desconocidos, hacemos hasta lo imposible para dar con sus familiaresî.
Asegura, ìen mis 20 aÒos de servicio he recogido unos 500 ejecutados, unos 10 mil por accidentes y 600 por suicidio, principalmente menores de edad. Nosotros tenemos que meternos a rÌos, pozos, aljibes, vÌas del tren y carreteras y hasta barrancos, para rescatar los cuerposî.
El 15 de septiembre del aÒo 2010, cuando un autob˙s Tri·ngulo Rojo cayÛ a un barranco, sobre la carretera federal FortÌn-Orizaba, cerca del Cetis 143 de FortÌn. Ese dÌa lo recuerda como si fuera ayer.
ìEsa tarde de tianguis salÌa de la guardia y me llamaron que habÌa un accidente, en un barranco de unos 100 metros de profundidad, a escasos metros del Cetis de FortÌn, donde un autob˙s Tri·ngulo Rojo cayÛ al barranco y gracias a unos ·rboles no rodÛ hasta el fondoî.
ìPrimero fueron 6 muertos y luego aumentÛ el n˙mero de vÌctimas a 12î, seÒala con la mirada perdida, tras el recuerdo.
Ese dÌa hubo jÛvenes y adultos que fallecieron, unos eran de Orizaba, otros de Ixtaczoquitl·n y de FortÌn. Era un dÌa festivo, pero tambiÈn tianguis en FortÌn y por eso el camiÛn iba lleno, muchas personas de Orizaba e Ixtaczoquitl·n compraron en el tianguis, pero les tocÛ el accidente.
Era el autob˙s n˙mero 77, placas 903 HU6 del Servicio P˙blico Federal, conducido por David Gonz·lez Carrera, de 38 aÒos, con domicilio en Cuautlapan, de Ixtaczoquitl·n.
Se desplazaba por la carretera Orizaba-FortÌn, a la altura de la barranca de San Miguel, el operador perdiÛ el control y se fue al barranco donde quedaron heridas 31 personas y 6 que perdieron la vida.