LOS TOROS DE LA REYERTA
La fiesta en honor a la Virgen de la Candelaria en Tlacotalpan fue noticia internacional, no por los rituales religiosos ni por la tradición cultural sino porque el encierro taurino se anotó un capitulo adicional de barbarie: uno de los toros de corral se ahogó en las aguas del río Papaloapan antes de cruzar la afluente. El animal, al que previamente se le obligó a ingerir una botella de alcohol y expuesto a que absorber agua tanto por el hocico como por el recto al nadar en el río, no logró alcanzar la orilla donde era esperado por la turbamulta para perseguirlo. Ya muerto, los alcoholizados individuos lo golpearon en el vientre tratando de “revivirlo”. Es el extremo de la violencia.
Otro de los astados que no se ahogó pero en la persecución por las callejuelas fue mordido – si, aunque no se crea- por un individuo que lo montó y le propinó tarascadas en el lomo. Las bestias de dos patas contra los pobres toros. Los toros de la reyerta, citando al español Federico García Lorca, se vieron en Tlacotalpan. La gente atrapada en su irá y sus deseos más oscuros y los toros, atrapados también en la furia de los humanos. No es una guerra civil, como la referencia de García Lorca, aunque si retrata la violencia estúpida provocada por los hombres y claro, para los astados fue día de muerte en la Perla del Papaloapan. Tlacotalpan derivó en un paraíso de sicópatas.
En un Veracruz lleno de violencia y de sangre es inadmisible que todavía se permita estos espectáculos donde la saña contra seres indefensos es el plato principal. Es muestra de la patología de la sociedad, dirían los sicólogos, pues todos se quejan de la violencia imparable que azota a la entidad pero se regodean con la tortura pública de seres indefensos. Pero que no “panda el cúbico”, como decía el Chapulín Colorado, pues ya intervino el desprocurador de Justicia, Amadeo Flores Espinosa y ordenó una investigación exhaustiva que esclarecer el deceso del semoviente.
Es más, la indagatoria de Flores Espinosa va avanzada y ya hay varias hipótesis, todas creíbles. Una: el toro se suicidó, dos: fue un crimen pasional, tres: estaba relacionado los delincuentes y merecía morir, y cuatro: fueron otros cebús los que se confabularon para ahogarlo. De paso, Flores Espinosa también ordenó recoger y guardar bajo siete llaves todos los videos que hay sobre la muerte del toro para evitar que se quiera culpar a alguien más ya que su deducción es que el toro es el culpable de su propia muerte. Es la justicia a la veracruzana, pues.
Por cierto, a Tlacotalpan no llegó el presidente Enrique Peña Nieto. Bueno, aunque en realidad no tuvo prevista la visita. Las filtraciones esparcidas desde Palacio de gobierno de que vendría a apadrinar al tercer hijo del gobernante en turno no fueron más que chismes usados como política comunicacional. Ahora se difunde la versión de que el copetón no asistió a la pila bautismal de Tlacotalpan por el accidente en la Torre de Pemex pero en realidad el mexiquense se fue a vacacionar a las playas de Punta Mita, en Nayarit con su familia aunque ante la crítica generalizada de tomar días de asueto en medio de la emergencia, tuvo que suspenderlas y apersonarse en el lugar de la tragedia.
Nunca hubo tal intención de ir a repartir el bolo. Tampoco llegaron Carlos Slim, Roberto Hernández ni otros grandes empresarios que se anunciaron. Vaya, ni siquiera acudió la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massiu. No hay que buscarle mucho pues la deducción es simple: las relaciones con el altiplano son frías, casi congelantes.Los que si arribaron a la ciudad rivereña fueron los integrantes de la morralla aldeana, los empresarios lambiscones de medio pelo y los priistas que andan buscando reflectores para las elecciones venideras. Y claro, no faltó la manada de funcionarios estatales, esos que no arreglan ni el lugar donde se acuestan pero son buenos para gastarse el dinero público en comilonas.
Los bien enterados afirman que tan sólo en el pago de alimentos de dos funcionarios –uno de ellos, el cómico Juan Nemi, secretario particular del gobernante- se erogaron varios miles de pesos. Es como si entre los dos se hubieran comido media vaca, aludiendo a la sorna del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador. Por lo menos les hubieran dado los filetes del toro ahogado para ahorrarle algo a los veracruzanos.
PRIMERA CAÍDA
En temas electorales, a los priistas de la aldea se les apareció el diablo por doble partida. Una, porque se concretó el proyecto de alianza electoral entre los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) para postular candidaturas comunes en los 30 distritos estatales y las 212 presidencias municipales y eso complica aún más el escenario al tricolor veracruzano que bajo predicamento ante el copetón Peña Nieto tras los desastrosos resultados del año pasado. A nivel local se trató de boicotear la coalición entre el blanquiazul y el Sol Azteca sin conseguirlo. Según versiones divulgadas se intentó sobornar a dirigentes perredistas –logrando hacerlo con algunos a nivel local- pero no así con los líderes nacionales, simplemente no le hicieron caso.
Tampoco ha funcionado la campaña mediática para descalificar tal alianza ya que de acuerdo a las mediciones demoscopias, el electorado veracruzano no ve con malos ojos dicha coalición para sacar al priismo de las alcaldías y acabar con la mayoría tricolor en el congreso local. Es más, un 60 por ciento de los encuestados anticipan que votarían por un abanderado común entre el PRD y el PAN, de tal suerte el priismo veracruzano, en manos de personajes tan ineficientes como Erick Lagos Hernández, ya tuvieron su primera caída en el cuadrilátero electoral del 2013 al no lograr que se abortara la coalición.
También se anotó la primera derrota electoral el “operador estrella”, Enrique Ampudia Melo, quien desde la Subsecretaría de Gobierno sólo consiguió comprar la morralla perredista y venderle la idea a su patrón que eran billetes de alta denominación. Para el morbo general Ampudia Melo medirá fuerzas con su antiguo jefe, Miguel Ángel Yunes Linares que estará a cargo de la estrategia electoral de la alianza opositora. Y aquí se alude al otro susto para los priistas, el cual podría convertirse en pavor pues Yunes Linares está considerado para ocupar el primer lugar en la lista de abanderados al congreso estatal por la vía plurinominal. Entonces, habrá que imaginar el desastre que provocará a la segunda mitad del sexenio estatal desde la tribuna parlamentaria. Tendrán un severo dolor de cabeza y si la oposición conquista la mayoría de curules, entonces la migraña podría convertirse en derrame cerebral.
PLAN “B”
Los acontecimientos mencionados forzosamente tendrán que obligar al PRI para replantear el esquema que se tenía de las candidaturas. Si antes el riesgo era serio para el tricolor, ahora es casi una emergencia tras el acuerdo PRD-PAN, y los que se decían con la postulación en la bolsa para ayuntamientos y diputaciones podrían quedarse en el camino porque será un suicidio la nominación de compadres, cómplices, amigos, socios y parejas sentimentales sin fijarse en su desastrosa popularidad. En Los Pinos lo saben y sobre todo porque no son pocos los priistas que han acudido a personajes cercanos a Peña Nieto para entregar sendos legajos sobre los candidatos que se pregonan como “ya amarrados”.
Tales informes detallan los perfiles bajísimos, honras cuestionadas e incluso hasta nexos con la delincuencia de algunos que se dicen ya “palomeados” localmente para aparecer en las boletas electorales. Por tal motivo, hay candidaturas que se están por tambalearse por ser fracasos anticipados y por mencionar algunas están las de Américo Zúñiga en Jalapa, Raúl Zarrabal y Salvador Manzur en Boca del Río, Carolina Gudiño o su esposo, Víctor Hugo Bretón así como José Ruiz Carmona en el puerto de Veracruz, y hasta la de Juan Manuel Diez en Córdoba, por citar los riesgos de derrota más inminentes.
Lo que si es seguro es que el priismo estatal activará un “Plan B”, el cual consiste en apoyarse de los panistas y perredistas que han sido cooptados desde palacio de gobierno –algunos de ellos con cañonazos financieros de antología – para que hagan la guerra intestina contra los suyos y trabajen a favor de los abanderados priistas. La lista de esquiroles azules y amarillos es amplia. Del PAN está listo el ex dirigente estatal, Alejandro Vázquez Cuevas y a todos sus seguidores para la contracampaña en Jalapa y otros puntos distritales mientras que en el puerto de Veracruz destaca el ex alcalde Julen Rementería y sus seguidores y el diputado local, Danilo Alvízar.
Los legisladores Juan Bueno Torio y Juan Carlos Castro harán lo suyo en Córdoba mientras que en Boca del Río se menciona a Gaspar Monteagudo y al ex alcalde Francisco Gutiérrez de Velasco dentro del plan priista. Entre los amarillos brillan como esquiroles Rogelio Franco, Manuel Bernal, Margarita Guillaumín, Clemente Condado, Freddy Ayala, Carlos Munguía y Sergio Rodríguez Cortes, aunque la mayoría de ellos ya eran asalariados estatales desde la fidelidad. Es decir, no causará ningún asombro su trabajo a favor de los priistas.
Para contrarrestar la andanada que se les viene encima con la alianza opositora, el tricolor anunció una coalición con la chiquillada y los nuevos satélites, es decir con el PVEM, el PANAL, el Partido Cardenista del porro Antonio Luna Andrade y hasta con las asociaciones propiedad del desprocurador Amadeo Flores, Vía Veracruzana – mejor conocida como Viagra Veracruzana por los cartuchos quemados y vejestorios que aglutina- y Generando Bienestar de Gerardo Buganza. Nada más les faltó integrar al AVE de Alfredo Tress para que el circo esté completo. El nombre de la alianza priista se llama “Veracruz hacia Adelante”, lleva la slogan de la administración del estado y del programa asistencialista oficial, lo que confirma que, sin pudor ni tapujos, el aparato estatal estará de lleno en los comicios.