En la recién aprobada Ley Anticorrupción, quedó fuera del tema lo referente a la desaparición del llamado fuero constitucional que protege a senadores, diputados y presidentes municipales, para que puedan ser separados del cargo y castigados por los delitos que cometan.
Como era de esperarse, los señores y señoras senadores y diputados, no se quitaron el también conocido como inmunidad parlamentaria.
Aunque el término fuero constitucional se concibe como una prerrogativa de senadores y diputados y de otros servidores públicos que están señalados en la Constitución –el cual los exime de ser detenidos o presos, con excepción de los puntos señalados por las leyes- lo cierto es que ese membrete ha servido para utilizarlo como sinónimo de impunidad.
El fuero o la inmunidad se entiende también como un privilegio conferido a determinados servidores públicos, para mantener el equilibrio entre los poderes del Estado en los regímenes democráticos, y salvaguardarlos de eventuales acusaciones sin fundamento.
En el caso de la responsabilidad civil de los legisladores no se requiere del procedimiento de declaración de procedencia, ya que en cuanto particulares, se les podrá demandar por la realización u omisión de actos o el incumplimiento de obligaciones señaladas en el Código Civil, los cuales siempre tienen una obligación reparadora o bien el otorgamiento de una indemnización.
Los diputados y senadores son responsables por los delitos que cometan durante el tiempo de su encargo y por los delitos, faltas u omisiones en que incurran en el ejercicio de ese mismo cargo, pero no podrán ser detenidos ni ejercitarse en su contra la acción penal hasta que seguido el procedimiento constitucional, se decida la separación del cargo y la sujeción a la acción de los tribunales comunes.
Se supone que el fuero es para evitar que pudieran ser encarcelados o castigados por las opiniones, discursos y mensajes que pronuncien en las respectivas cámaras de senadores y diputados, lo cual es muy válido, pero en la realidad, el fuero ha sido utilizado para otros asuntos que no tienen nada que ver con la libre expresión de las ideas.
Son famosas las “charolas” o credenciales que no solamente los diputados y senadores deben de utilizar, sino que también se han hecho extensivas a sus colaboradores, amigos, familiares y hasta cuates.
Hay que recordar el caso del chino de “coopelas o vas al bote” que fue detenido en relación al tráfico de drogas en el DF y a quien le encontraron una credencial de colaborador de un famoso senador veracruzano en ese entonces.
Más recientemente, los casos de los presidentes municipales de Medellín y Fortín, señalados por actos delincuenciales, que por disfrutar del famoso fuero, no pudieron ser detenidos, el primero tuvieron tiempo suficiente para escapar antes que los desaforaran.
La Fiscalía General estatal informó que señaló a Omar Cruz Reyes como autor intelectual del asesinato del periodista Moisés Sánchez, finalmente luego de varios meses de trámites burocráticos en el Congreso Estatal, se determinó quitarle el fuero, pero lógicamente ya nunca más se ha vuelto a ver ni a saber nada de él y a ver cuándo lo logran localizar y detener.
Dice el filósofo del pueblo Pancho López:
Que si los candidatos a diputados federales –algunos de los cuales también van buscando tener el fuero- siguen con los mismos y tradicionales métodos de hacer campaña, también van a tener los mismos y tradicionales resultados en contra.
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