Las elecciones de gobernador en el Estado de México, fueron consideradas, políticamente hablando, la antesala de la elección presidencial en México. El desgobierno criminal que encabeza Enrique Peña Nieto, percibió con claridad que, de ganar la izquierda las citadas elecciones, el mensaje que recibiría la población es que quedaba abierta la vía electoral rumbo a la Presidencia de la República. Más aún, de que el campo estaba despejado para López Obrador rumbo a la Presidencia en el 2018.
En ese marco, para el Gobierno y su partido (PRI), era inaceptable asumir una derrota electoral en el Estado de México. Desde el poder se hizo todo para derrotar electoralmente a Delfina Gómez Álvarez, candidata de Morena al Gobierno del Estado.
Pero ni con todas las maniobras y trapacerías les alcanzó para ganar las elecciones mexiquenses.
A pesar de que el PRI (el desgobierno criminal, para ser preciso), contó con el apoyo de sus partidos aliados: PVEM, PANAL y PES; la complicidad de sus aliados embozados, PAN y PRD; el respaldo de los medios de comunicación; millones y millones de pesos del presupuesto público; la parcialidad de los órganos electorales y del Tribunal Electoral, no pudieron ganar. Porque robar no es ganar y lo que están haciendo en el Estado de México es robarse la elección mediante un nuevo fraude electoral, en que se impone a quien no ganó con el voto de la población.
Morena se encontró desde la noche misma de la elección, con un golpe de mano en que se utilizó un supuesto conteo rápido (de nula validez legal en el ámbito electoral) para dar por ganador a Alfredo Del Mazo. Morena tuvo que enfrentar la disyuntiva de generar una enérgica protesta contra el fraude electoral que derivaría en una campaña de linchamiento en contra del Partido y de su líder nacional López Obrador o, en su defecto, de acudir a las instancias electorales a sabiendas de que el fraude se consumaría, asumiendo en los hechos la imposición del candidato oficialista en la Gubernatura del Estado de México.
Morena terminó realizando algunas protestas y agotando las instancias electorales. De cualquier manera, la imposición de Alfredo del Mazo es hoy un hecho.
Asumimos nuestra condición de aliados y apoyamos con todo a Delfina Gomez en los citados comicios. Hacia el final de la campaña electoral el ambiente era festivo y optimista. Sin embargo, prácticamente en todos los mítines en que participamos, la gente nos decía al cierre de éstos: “cierto, vamos a ganar, pero ¿Qué vamos a hacer si nos hacen fraude?” La pregunta, sigue sin contestarse por parte de Morena.
Consideramos que se mostró falta de fuerza para enfrentar al fraude electoral en el Estado de México. Pero más allá de ello, nos parece indubitable que el mensaje está dado: habrá fraude en las elecciones presidenciales del 2018. Expliquemos qué entendemos por ello:
1. El fraude
Entendemos por fraude electoral, no sólo la larga lista de acciones encaminadas desde el poder, a hacer trampas para alcanzar la victoria en un proceso electoral aunque ésta no se haya obtenido. Nosotros vamos más lejos en la definición y entendemos al fraude electoral como la decisión política de no reconocer, bajo ninguna circunstancia, el triunfo de la izquierda en una elección presidencial. Nos han hecho fraude electoral en 1988, 2006 y 2012 y, nos parece que la regla electoral dominante en comicios presidenciales para la izquierda es: “Si pierdes, pierdes y si ganas, pierdes.” No reconocer el triunfo del izquierda en las elecciones presidenciales, es, para decirlo claro, una decisión de Estado.
Si compartimos la definición de fraude electoral como la decisión política de desconocer un triunfo de la izquierda en comicios presidenciales, las hipótesis que sostienen que es posible derrotar al fraude obteniendo un holgado triunfo y contando con una fuerte estructura electoral no se sostienen. Nosotros compartimos que es necesaria la más amplia unidad y alianza de fuerzas comprometidas a derrotar al actual régimen político infame que desgobierna nuestra Patria y, respaldamos la decisión de López Obrador de que éstas se den desde las bases y no desde las cúpulas de los partidos. Pero consideramos que derrotar al fraude electoral no es un problema de unidad y de organización electoral o, en todo caso, no sólo debe contemplar estos aspectos.
Estamos convencidos que por amplia que sea la unidad, por eficiente que sea la organización electoral y por amplio y contundente que sea el triunfo en las urnas, desde el poder se ha decidido no reconocer un virtual triunfo de López Obrador. Es una decisión de Estado y superarla no es un asunto de voluntad, sino de acumular una fuerza popular de tal magnitud que derrote al fraude; no es solamente un problema de votos y de estructura, se requiere un poderoso movimiento popular sin el cual, consideramos inviable que a la izquierda se le reconozca el triunfo electoral y más aún, sin el cual la izquierda no podría gobernar el País.
Volviendo al escenario rumbo al 2018, así como en el Estado de México se usó a Acción Nacional y al PRD para legitimar el fraude, de igual manera rumbo a las elecciones presidenciales se construye el supuesto Frente Amplio Opositor que haría la tarea de esquiroles en contra de la opción popular y de izquierda encabezada por Morena. Es evidente que si el citado FAO quisiera derrotar al PRI, el candidato natural sería López Obrador.
Por otra parte, si alguna duda hubiese de las intenciones del desgobierno encabezado por Peña Nieto, baste ver las declaraciones que éste hizo en la XXII Asamblea Nacional del PRI. No le pareció suficiente con asumir el papel de jefe de campaña de su partido, enderezó una serie de diatribas contra el dirigente nacional de Morena y cerró su discurso, planteando que no se permitiría un cambio de rumbo económico y político en el País y fue más lejos al decir: “Cuando gana el PRI, gana México”, frase que reiteró al término de su discurso como si fuera un nuevo eslogan de campaña
Así las cosas, nosotros deberíamos estar discutiendo cómo derrotar al fraude electoral, entendido como la decisión política de no respetar el triunfo de la izquierda en las elecciones presidenciales, en vez de ir decidiendo candidaturas y estructura electoral como si nada pasara y como si fuéramos a una elección limpia y democrática. Esto no quiere decir que sea incorrecto decidir candidaturas y estructura electoral, lo que queremos es llamar la atención a que el tema central de debate político debería ser cómo derrotar al fraude, antes de que éste se realice y se materialice en las elecciones presidenciales. Y Ayllón no es un problema de voluntad, sino de construcción de un movimiento popular lo suficientemente poderoso para lograr imponer el respeto al voto de la población.
Sería un error gravísimo seguir caminando hacia las elecciones como si nada pasara, participar en los comicios y una vez consumado el fraude, dolernos del mismo. Si participamos bajo estas reglas, poco podríamos hacer una vez que el resultado oficial fraudulento se diera a conocer. Lejos estamos de plantear el retiro del proceso electoral, al contrario, debemos participar, debemos convocar a votar, debemos prepararnos para esa importante y crucial batalla electoral del 2018. Pero debemos hacernos cargo que la elección del Estado de México ha puesto en evidencia el mensaje de la nula voluntad de respetar el voto ciudadano y con ese atropello, desalentar la participación popular en los comicios presidenciales de 2018.
2. ¿Qué hacer frente
al fraude electoral
que se perfila para
el 2018?
Lo primero que deberíamos hacer es discutir la situación política del País, en el contexto mundial de una creciente derechización y de una aparición brutal del fascismo y de fuertes tendencias neonazis; todo lo anterior en el marco de una ofensiva sin precedentes contra los gobiernos populares y de izquierda en América Latina. Construir un espacio de discusión política que nos permita un diagnóstico común y una serie de líneas de acción para por lo menos enfrentar el fraude electoral de manera exitosa. El Consejo Nacional del PRD era un espacio de discusión política privilegiado que ha desaparecido y ningún otro partido de izquierda ha establecido un espacio de reflexión de ese peso y de esa importancia. Morena debería materializarlo.
Ahí podríamos presentar nuestros puntos de vista y actuar en consecuencia en base a una construcción colectiva. Nosotros, estamos convencidos de que la desobediencia civil no violenta es un arma poderosísima para -en el mejor de los casos- obligar al actual desgobierno criminal a renunciar y -en el menor- acorralarlo para obligarlo a respetar el voto del pueblo de México en los comicios presidenciales del 2018.
No desarrollaremos aquí el por qué creemos fundamental lograr la renuncia del actual desgobierno criminal, ni de las formas de lucha propuestas mediante la desobediencia civil no violenta, será nuestra aportación una vez que el debate se abra, ya que creemos que no son ni la única forma de lucha, ni la verdad absoluta.
Sin embargo, estamos convencidos de que debemos generar un poderoso movimiento popular que logre el respeto del voto ciudadano y que garantice que no vuelva a darse un fraude electoral más en nuestra Patria.
Consideramos también, que se debe construir un programa político mínimo para el Gobierno de izquierda que encabece los destinos de nuestra Nación a partir del 2018 y que ese programa, debe retomar las propuestas del movimiento indígena y de todos los movimientos progresistas y de izquierda de nuestra Patria.
Creemos también que ese Gobierno debe sentar las bases para un cambio de sistema económico que abra un nuevo camino para la humanidad desde México, un sistema donde el ser humano esté en el centro del desarrollo en armonía con la vida y con el planeta. Un sistema donde la dignidad humana sea el centro del equilibrio.
Nos preocupa mucho que haya compañeros y compañeras perfilándose hacia candidaturas ganadoras impulsadas por la fuerza electoral indudable de López Obrador, pero que poco parezca importarles la decisión de Estado de efectuar un nuevo fraude electoral en los comicios presidenciales de 2018.
En este marco, consideramos de la mayor importancia proponer la construcción de un espacio de discusión y de lucha, encaminados a lograr el respeto al voto en las elecciones presidenciales del 2018.
Por todo lo anterior,
les SOLICITAMOS:
1. Incluir un punto de discusión política sobre lo aquí expresado, en su próximo Consejo y Congreso Nacional.
2. Otorgarnos el uso de la voz para presentar el citado documento en las instancias antes referidas, en el punto de discusión respectivo.
3. En caso de que por alguna razón no se considere pertinente otorgarnos el uso de la palabra, crear un punto para abordar este tema y repartir el presente documento para ser considerado en la discusión sobre el particular.
4. Considerar incluir como invitados, a la discusión política sobre este tema que no se agotaría en un solo pleno y al que debe darse seguimiento, a un grupo de compañeros y compañeras que se han distinguido por su compromiso en la lucha y por su impulso a un proceso de transformación en beneficio de nuestro pueblo.
“El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz”.
México D.F. a 28 de agosto de 2017.
Por la Asamblea Nacional por la Independencia de México (ANIMO):
Gerardo Fernández Noroña, Balfre Vargas Cortez, Fernanda Campa Uranga y Mónica Gabriela Fernandez Noroña.