in

20 años del TLCAN

Superiberia

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) cumple 20 años esta semana. Un tratado que en términos económicos cambió el comercio, al pasar nuestras exportaciones de ser de 144 millones de dólares al día en 1993 a estar en mil 30 millones de dólares al día en 2012.

Cambió también la inversión en México, sin duda, ya que el promedio de IED en la década 1980-1993 fue de 2.9 mil millones de dólares y a partir de la entrada en vigor del TLCAN en 1994 y hasta 2012 este promedio ha sido de 19.3 mil millones de dólares.

El TLCAN también ha tenido efectos políticos y sociales.

Los sociales, por el cambio de 180 grados que ha significado ser un consumidor en México. Pasamos de tener sólo productos nacionales de mediana calidad casi todos a tener ahora productos de muchas partes del mundo de buena calidad y productos mexicanos que han mejorado inmesurablemente por la competencia con el mercado más grande del mundo.

El TLCAN fue polémico en su momento. Algunos lo veían como la panacea que nos iba a sacar de todos nuestros problemas y que iba a lograr el ingreso de México al codiciado mundo de los desarrollados.

Otros lo veían como el demonio mismo. Un tratado injusto por ponernos al tú por tú con Estados Unidos que provocaría, entre otras cosas, la migración de empresas norteamericanas irresponsables a México para aprovechar las reglas laxas y lo débil de nuestras instituciones para aplicarlas.

A dos décadas de su entrada en vigor es claro que ni proponentes ni oponentes tenían toda la razón, pero sí debo quedarme con una postura, es mejor la de los proponentes.

¿Por qué? Porque gracias al TLCAN México ha logrado reducir la dependencia que teníamos al petróleo como nuestra principal exportación; porque hemos podido lograr una integración comercial con Estados Unidos y en menor medida con Canadá, que de otra forma sería impensable. Porque tenemos reglas más claras en comercio e inversión con estos dos países que se han traducido en una relación más sólida.

Si bien permanecen las disparidades y las desigualdades regionales y de ingresos en México, es claro que los sectores vinculados al TLCAN han prosperado. Así ha sido para el sector automotriz, el maquilador, el de electrónicos, farmacéuticos… hasta la industria aeroespacial se ha visto impulsada por el tratado.

Los problemas económicos que persisten en nuestro país se deben a la lentitud por seguir haciendo la tarea en sacar reformas necesarias y combatir la corrupción.

¿Qué sigue para el TLCAN? Mayor profundización y cercanía con nuestros socios que, aún cuando 20 años después ya tienen tratados con otros países y otras regiones, con una adecuada planeación podemos seguir sacándole jugo a este tratado que en su momento fue único en su tipo.

Esto será motivo de la próxima columna en este espacio.

CANAL OFICIAL

Las series de TV más vistas en 2013

1994: Grandes esperanzas